lunes, 21 de junio de 2010

Francia: ¿un equipo de fútbol contra su propio país?


Por ahora y en lo adelante se hablará bastante de la vergüenza que constituye la selección francesa del balompié, con un pésimo juego, la falta de autoridad absoluta y prestigio de su director técnico, Raymond Domenech, y de la petulancia de sus integrantes.

Clasificó para el torneo del orbe de Suráfrica-2010 sin merecerlo, con una mano tramposa de Thierry Henry y el gol ilegal de William Galas que cerró las puertas de la lid máxima de la FIFA al corajudo elenco de Irlanda.

No fue capaz siquiera de hacer méritos en la etapa de preparación y el antipopular entrenador decidió dejar fuera de la nómina al atacante del Real Madrid Karim Benzema y al experimentado mediocampista Patrick Vieira del Manchester City.

Domenech nombró a Patrice Evra (Manchester United) capitán de la escuadra y regaló poderes suplementarios al veloz volante ofensivo Franck Ribery (Bayern Munich). Muchas palabras y ninguna entrega en la cancha.

Se tomaron el certamen como un evento turístico. En un hotel de súper lujo en Suráfrica de más de 500 euros la noche para quedarse con un magro empate sin goles frente a Uruguay y el revés categórico frente a México 0-2.

El hundimiento en un abismo de impredecibles consecuencias llegó el sábado con la publicación en el diario LÂ�Equipe de los insultos del delantero Nicolás Anelka (Chelsea) al técnico. Expulsión del jugador, rueda de prensa y apariencias del fin del capítulo.

La telenovela de aires trágicos se acentuó el domingo. Indisciplina general de los jugadores con un comunicado negándose a entrenar en protesta por la sanción contra Anelka de la Federación Francesa de Fútbol (FFF).

Altercado a punto de pasar a mayores entre Evra y el preparador físico, Roberto Duverne, indignado por la decisión del plantel. Dimisión del director general de la FFF, Jean Louis Valentin.

¿Hasta dónde es posible tolerar que un elenco de fútbol pueda desafiar a sus autoridades?. En Francia parece que tiene un poder ilimitado.

Muchos de los 23 integrantes del grupo, devenidos millonarios en muy poco tiempo con clubes extranjeros, se antojan por encima del bien y el mal. Pero a todas luces su arrogancia va a costarles, dinero y repudio nacional.

La generación de 1998 de futbolistas galos, los llamados "blanc-noir-beur" (blancos, negros y nacidos en Francia de padres magrebíes), dio el paso al frente y se ofreció para ayudar a reconstruir su amado deporte.

Así se expresaron Bixente Lizarazu, Robert Pires, Emmanuel Petit, Franck Leboeuf, Fabian Barthez, Marcel Desailly y hasta el propio Zinedine Zidane, resaltaron su espaldarazo a la labor del futuro entrenador ya designado, Laurent Blanc.

Blanc, otro de los monarcas mundiales de 1998, asumirá las riendas de Les Bleus luego de Suráfrica-2010, aunque a todas luces antes la remezón al interior de la FFF y del deporte galo será trascendental.

Especialistas, reporteros de prestigio y hasta figuras políticas han reclamado la intervención del Gobierno en los escándalos de la selección del deporte de las multitudes ante el severo daño ocasionado a la imagen del país en el certamen.

La ultrapoderosa FIFA ha vuelto una vez más a la práctica de Poncio Pilatos como si se tratase apenas "un asunto interno" de Francia.

Deberían mirar sus dirigentes esta punta del iceberg que pone en aprietos a la fiesta cuatrienal en la desenfrenada carrera comercial de lo que simplemente debería ser puro deporte.

Pobre Barón Pierre de Coubertin, francés de nacionalidad, diseñador de los principios del olimpismo y de aquella frase que hoy se antoja una quimera: lo importante es competir.

Viejo Condor
RIA Novosti (SIC)

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