Helicópteros que el cliente no quiere. Aviones que no hacen falta y hasta algunos que nadie ha pedido. Para todo eso tendrá dinero el Pentágono, gracias al presupuesto que le aprobó esta semana la Cámara de Representantes.
Recibir más dinero del que se solicita suele ser el sueño de cualquier administrador, pero siempre que los fondos sirvan para pagar cosas que se quieren comprar. Ese no parece ser el caso del Pentágono.
La Casa Blanca había dejado claro que el presidente Barack Obama ejercería el primer veto de su mandato si los legisladores mantenían en el plan de gastos para el 2010 varios proyectos considerados innecesarios y excesivamente costosos por el ejecutivo.
Esa amenaza fue suficiente para que los representantes le quitaran los fondos al avión F22, el caza bombardero que a fines de los 80 fue diseñado para mantener lograr la supremacía aérea frente a la desaparecida Unión Soviética, una amenaza inexistente.
Finalmente la Cámara baja del Congreso aprobó US$636.000 millones por una abrumadora mayoría de 400 contra 30. En eso van incluidos US$128.000 millones para las guerras en Irak y Afganistán.
"No quiero, no necesito"
Pentágono es la sede del Departamento de Defensa de Estados Unidos.
Pero los congresistas dejaron varios programas que el Departamento de Defensa no quería, algunos por considerarlos costosos, otros por inútiles y hasta algunos que sencillamente nadie ha encargado.
Entre esos proyectos está una nueva flotilla de cinco helicópteros VH 17 para la Casa Blanca que lleva varios años de retraso y ha superado los US$6.000 millones. Ahora dispondrá de US$400 millones adicionales
También está prevista la construcción de tres aviones de carga del tipo C-17 que curiosamente nadie ha solicitado. De hecho, el Secretario de defensa Robert Gates ha repetido que hay suficientes aviones de ese tipo.
Entre esa lista de equipos no solicitados están también nueve aviones F18.
Además los congresistas garantizaron fondos para una nueva planta de fabricación de motores General Electric y Rolls Royce para aviones F35, adicional a los que ensambla Pratt y Whitney, y que según técnicos del Pentágono sería una pérdida de dinero.
El pan a casa
El asunto es que las consideraciones de los congresistas no son sólo militares sino políticas, en la medida que esos proyectos van a beneficiar la economía de sus circuitos electorales.
Es lo que se conoce en la parlamentaria estadounidense como "traer el tocino a casa" ( o bring the bacon home) cuya mejor traducción al español podría ser "traer el pan a casa".
Los congresistas, tanto demócratas como republicanos, saben del efecto reactivador que podrían tener esos fondos si van a alimentar fábricas establecidas en sus distritos electorales y del agradecimiento de los ciudadanos por la generación de empleo.
En este caso los estados de Georgia, Texas, California, Connecticut, Nueva York, Indiana y Ohio se verán beneficiados por la inyección de fondos que les garantiza el Congreso.
Guantánamo sin fondos
Para lo que no hubo dinero fue para Guantánamo, otro tema sensible para la opinión pública que teme que el cierre de la prisión ubicada en Cuba pueda implicar que los allí recluidos sean trasladados a territorios estadounidense.
La Casa Blanca ha aclarado que cualquier traslado se hará bajo estricta supervisión y pone el ejemplo de las prisiones federales de alta seguridad, en las que hay personas condenadas por terrorismo y de las cuales nunca nadie ha escapado.
Sin embargo, varios políticos mayormente de corte conservador advierten que se opondrán a que los "terroristas" de Guantánamo lleguen al "patio de las casas" de los estadounidenses.
Y por tanto no aprobaron los US$100 millones que hacen falta para completar el desmantelamiento de la prisión antes de fin de año, como prometió el presidente.
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