El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, recientemente hizo lo que prometió en su campaña electoral: comenzó a cambiar la política de la Casa Blanca con respecto a Cuba.
Washington anunció que suspenderá las restricciones a los estadounidenses de origen cubano para viajar a la isla, y autorizó a esos ciudadanos a enviar remesas de dinero a sus familiares en Cuba.
Además, las empresas de telecomunicaciones estadounidenses pueden obtener en Cuba licencias para proporcionar servicios de comunicaciones telefónicas, Internet, televisión y radio por cable y por satélite.
En EEUU son contados los que ocultan que lo primero, segundo y tercero deberá ayudar a debilitar el régimen de los "hermanos Castro". Las declaraciones oficiales relacionadas con el tema, como siempre acuden a al eufemismo, "contribuir al desarrollo de la democracia y la libertad en la isla".
Es poco probable que las empresas de telecomunicaciones y de radio y televisión por cable estadounidense comiencen inmediatamente los trámites para obtener las licencias cubanas.
También es dudoso que Fidel y Raúl Castro acepten semejantes lujos "subversivos" como los dólares y los medios de comunicación.
A fin de cuentas, son políticos que saben muy bien lo que se necesita para "derribar el régimen".
Pero incluso ellos ya están fatigados de su prolongada revolución cubana y comprenden que si continúan por ese rumbo, Cuba, a lo mejor, no llegará a ninguna parte.
Hay que afirmar que el embargo comercial impuesto por EE UU contra Cuba desde hace mucho tiempo tiene hartos a todos.
Los cubanos están cansados por una razón más que evidente, los problemas económicos y la pobreza, que condujo a que la principal consigna país, "Patria o Muerte", tuviera para la población una aplicación práctica.
Los europeos y canadienses también están cansados porque EEUU ha extendido su embargo a los países que se atrevan a comerciar con Cuba (el embargo no afecta al turismo).
La comunidad cubana en EE UU está cansada, porque en más de 40 años que dura el embargo no ha contribuido a la caída del régimen de Castro, y solamente lo ha fortalecido, como cualquier enemigo exterior fortalece a cualquier régimen.
El sector empresarial estadounidense está irritado, porque no le permiten operar en Cuba donde ya están preparadas todas las condiciones para el arribo de empresas canadienses, españolas, alemanes, francesas y rusas.
Ahora, el gran interrogante que surge en relación a los primeros pasos dados por Obama hacia el levantamiento del embargo es: ¿Cómo influirá en Cuba y también para el régimen Fidel y Raúl Castro?
Para Fidel y su hermano no será nada bueno, porque será difícil mantener el estatus quo de la isla de cara a una "apertura con EEUU", teniendo en cuenta la disposición de la población a aceptar esa apertura.
A pesar de la cálida simpatía que sienten los cubanos hacia Rusia y los rusos, la Isla de la Libertad rápidamente se apartará de Rusia y se aproximará a EEUU.
De forma casi natural serán atraídos hacia el Norte, todos sus intereses económicos desde los habanos, piñas, turismo, hasta el níquel, cromo y la explotación del los yacimiento de petróleo y gas.
A propósito, la semana pasada, los demócratas remitieron al Congreso de EEUU un proyecto de ley sobre el levantamiento a las restricciones a los viajes a Cuba para todos los estadounidenses sin excepción.
Hasta el momento, para el ciudadano estadounidense (que no sea de origen cubano) un viaje a Cuba le puede costar hasta 10 años de cárcel y una multa de 7.000 dólares. Al proyecto de ley los congresistas añadieron la anulación de la prohibición a las exportaciones de trigo a Cuba. Así que todo marcha hacia una apertura de la Isla de la Libertad, y no es difícil pronosticar en qué dirección navegará.
Viejo Condor
RIA Novosti (SIC)
Andrei Fediashin, RIA Novosti.
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDIRÁ OBLIGATORIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI
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