La edad contemporánea no es la edad de la bomba atómica, la edad contemporánea es la edad del bárbaro científico (Pedro Albizu Campos, 1891-1965)
Extrañas cosas están pasando en el mundo. Hace poco los medios de comunicación globalizados no cesaban de hablar sobre los eventos en Ucrania y el peligro del “oso” ruso para la democracia en Europa.
A medida que los Estados Unidos y su aliada incondicional -la Unión Europea-, se daban cuenta del fracaso de su plan para provocar a Rusia obligándolo a entrar en conflicto armado con Ucrania y así tener un motivo para reforzar la OTAN, el tema desapareció de los titulares de la prensa corporativa. Toda la atención mundial fue desviada hacia el peligro que representaba para el mundo occidental la aparición de un “misterioso” Estado Islámico de Irak y Levante (EIIL).
Al percibir el escepticismo de la opinión pública respecto al peligro real que representan los yihadistas para la seguridad del planeta, los “iluminados” del Gran Patrón retornaron a su política más habitual de aterrorizar a la humanidad, en especial a los europeos y estadounidenses, esta vez con un supuesto virus nuevo: el Ébola.
Todos deben recordar que algo parecido pasó con los repentinos brotes de la gripe porcina A (H1N1) en 1976 y en 1988 pero fue especial en 2009-2010 cuando Norteamérica y la UE entraron en una severa crisis económica que está durando hasta ahora. Aquella pandemia de la gripe porcina dejó tras de sí unas 17.000 víctimas.
El A (H1N1) fue utilizada por los medios de comunicación globalizados para desviar la atención de los norteamericanos y los europeos de los problemas financieros que los estaban agobiando. Unos años antes en plena guerra en Irak y Afganistán, precisamente entre 2004 y 2006, cuando los estadounidenses empezaron a darse cuenta de que los cadáveres de sus hijos llegaban a montones de esos países, se propagó de repente el virus de la influenza aviar (H5N1) que dio motivo para una histeria desatada por la prensa corporativa sobre el peligro de contagio que corrían millones de personas.
Ahora el mundo está recibiendo día a día noticias alarmantes sobre el virus del Ébola (EVE) que según los últimos informes del Centro para el Control de Enfermedades estadounidense, podría ocasionar alrededor de 1,4 millones de víctimas especialmente en Sierra Leona, Guinea y Liberia, los primeros países afectados por el EVE.
De acuerdo a la Organización Mundial de Salud (OMS) ya son más de 4.000 personas, de los más de 8.000 casos registrados, que han muerto en estos países afectados por el Ébola, pero según las fuentes no oficiales hay más de 20.000 víctimas. Dicen que el virus se está propagando también en Nigeria y Senegal y ya hay casos de transmisión de persona a persona en EEUU y España que involucran a personal de salud.
Actualmente hay una gran discusión sobre las causas del Ébola que oscila entre la teoría de la conspiración en términos de la guerra bio económica y la del subdesarrollo como herencia del colonialismo. La enfermedad siempre se nutre de la pobreza y en este aspecto Sierra Leona, Liberia y Guinea pertenecen a la lista de las naciones más pobres del mundo.
Sus ingresos anuales per cápita son de 1.750 dólares, 790 y 1.160 dólares respectivamente, mientras que en Catar, por ejemplo es de 102.000 dólares. Al mismo tiempo, la ex colonia de EE.UU., Liberia es el tercer exportador mundial de hierro, Sierra Leona que recién logró su independencia del Reino Unido en 1961 es uno de los principales exportadores de diamantes a nivel mundial que aportan el 46 por ciento de sus ingresos por exportación y la ex colonia de Francia, Guinea posee el 25 por ciento de las reservas mundiales de bauxita, además de ser un país muy rico en diamantes, oro y aluminio. Sin embargo, toda esta riqueza está en manos de las corporaciones estadounidenses, británicas y francesas.
La atención médica y el sistema de prevención en Liberia, por ejemplo, no existen prácticamente y hay solamente 50 médicos nacionales, sin contar una docena de galenos extranjeros para cuatro millones de habitantes.
Y todo esto está sucediendo ante los ojos de las Naciones Unidas, la Organización Mundial de la Salud, el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y el Banco de Desarrollo Africano. Lo extraño y despiadado de la reacción de Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia frente a la tragedia actual en sus respectivas colonias es mandar militares y no el personal especializado en el tratamiento del virus. Estados Unidos está enviando 4.300 soldados a Liberia, Francia está preparando unos 400 militares para Guinea y Gran Bretaña está a punto de mandar 750 tropas a Sierra Leona para “enfrentar al Ébola”.
El virus del Ébola no es nada desconocido, su primer caso fue registrado en varios laboratorios biológicos en Marburg y Frankfurt en Alemania en 1967. Posteriormente en 1974 hubo un brote de este virus en Uganda. En Rusia también estudiaban el Ébola en el laboratorio de Novosibirsk desde los años 70. Se sabe que dos científicos murieron: Nikolái Ustinov en 1988 y Antonina Presniakova en el 2004, ambos por un pinchazo casual de jeringas contaminadas. Ellos fueron enterrados en ataúdes de zinc.
Precisamente en aquellos años los especialistas norteamericanos en guerra biológica del Instituto de Investigación Médica de las Enfermedades Contagiosas perteneciente al Departamento de Defensa (USAMRID) crearon en 1976 un laboratorio de armas biológicas en Kenema, Sierra Leona. El Ébola había sido uno de los virus que recibió una atención especial con la ayuda encubierta de la Universidad Tulane de New Orleans, Louisiana.
Es de conocimiento público que los laboratorios biológicos militares están diseñados paras encontrar armas biológicas letales para el uso en las guerras. Por eso, no es de extrañar cuando el semanario estadounidense Army Times informó el 1 de agosto del año en curso que el Pentágono estaba interesado en el Ébola, perteneciente a la familia de virus Filofiridae, desde 1976 debido al alto índice de mortalidad que producen los virus de esta familia. Indican que aproximadamente del 60 al 72 por ciento de las personas que se contagiaron han muerto. “Desde este punto de vista su uso en forma estable de aerosol hace que el virus del Ébola muy atractivo como un arma potencial biológica”.
Esta frase ya pondría en guardia a cualquier aficionado a la teoría de la conspiración y en especial por la “ayuda” que los militares norteamericanos, británicos y franceses quieren ofrecer a las víctimas de esta enfermedad.
Se sabe que desde hace mucho tiempo el USAMRID ha estado tratando de encontrar vacuna contra el Ébola y según la publicación Global Research, se habla en el Hospital de Kenema que algo se escapó del control de los especialistas del USAMRID a cargo de este centro en Sierra Leona dando inicio a la propagación del Ébola.
Sea cual sea la causa real de la diseminación de este virus, ahora les toca a los científicos de espíritu honesto encontrar la solución para detener y erradicar el Ébola lo más pronto posible. La humanidad lo exige.
Viejo Condor
RIA Novosti (SIC)
Vicki Pelaez
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI
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