Serguei Lavrov
El ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguei Lavrov, acusó hoy a Occidente de provocar en Siria una guerra a toda escala.
“Lo más probable es que su postura (de Occidente) conduzca al deterioro de la situación, escalada de la violencia y, a la larga, una guerra muy grande”, advirtió Lavrov al comentar, tras una reunión con su homólogo alemán Guido Westerwelle, las posibles consecuencias del fracaso del nuevo plan de arreglo para Siria.
Lavrov ve “predeterminación de los condenados” en la pregunta de si Rusia aceptaría nuevos debates sobre Siria en el Consejo de Seguridad de la ONU, si fracasa la iniciativa de paz formulada en el reciente encuentro de Ginebra. “O, a lo mejor, es la seguridad de que los miembros más radicales de la comunidad internacional, aquellos que exigen el cambio del régimen (en Siria), no modificarán su postura”, agregó.
El jefe de la diplomacia rusa dejó claro que Moscú no dará luz verde a “una operación de imposición de la paz” en Siria. “No es otra cosa sino una intervención. No podemos aprobarla”, subrayó. En cuanto a las misiones de “cascos azules”, se requiere habitualmente el consentimiento del respectivo Gobierno y las demás partes en conflicto, recordó.
El secretario general de la Liga Árabe Nabil al Arabi propuso la víspera aplicar en relación con Damasco el capítulo VII de la Carta de la ONU que prevé el uso de la fuerza ante la amenaza a la paz.
Lavrov calificó de “inútiles” las especulaciones acerca de si Rusia u otros países podrían dar asilo al actual presidente de Siria, Bashar Asad. “No tiene sentido hablar de ello hasta que los propios sirios se sienten a negociar”, comentó.
El encuentro del 30 de junio en Ginebra, en el que participaron los jefes de la ONU y la Liga Árabe, así como los responsables de la política exterior de la UE, China, EEUU, Francia, Gran Bretaña, Rusia, Turquía, Irak, Kuwait y Qatar, terminó con la adopción de un comunicado que llama a cesar la violencia y marca las pautas de la futura transición en Siria, entre ellas, la creación de un Gobierno que incluya a todas las fuerzas políticas.
El documento exhorta a la transformación de Siria en un Estado democrático que garantice pleno respeto de derechos humanos. También prevé la posibilidad de revisar, a través de un amplio diálogo nacional, la recién adoptada Constitución de este país para después organizar elecciones pluripartidistas y formar nuevos órganos del poder.
Los choques armados entre la oposición y el régimen de Bashar Asad en Siria provocaron más de 10.000 muertos desde marzo de 2011, según la última estimación que la ONU publicó a mediados de junio pasado. Algunas ONG barajan hoy la cifra de más de 16.500 víctimas.
Viejo Condor
RIA Novosti (SIC)
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