lunes, 19 de diciembre de 2011

EEUU retira tropas, petroleras cuentan barriles e Irak espera más guerras


El pasado domingo, 18 de diciembre, en medio de fuertes medidas de seguridad y bajo la custodia de aviones sin piloto, los últimos soldados del ejército de Estados Unidos abandonaron el territorio de Irak cruzando la frontera con Kuwait.
Del poderío militar estadounidense, que en el territorio iraquí ascendió a más de 170.000 hombres, en más de 500 bases, prácticamente no queda ni la sombra, a no ser por los 157 oficiales y un grupo de infantes de marina destinados a vigilar la embajada de EEUU en Bagdad.
Al comentar el costo de cualquier guerra, lo primero que cuenta la opinión pública son las pérdidas humanas: Para Iraq, 126 mil civiles y 39 mil entre militares y guerrilleros muertos, mientras que  EEUU tuvo 4.500 soldados abatidos y 32.000 heridos.
Los gobiernos cuentan el costo en métalico: para EEUU 770 mil millones de dólares, sin contar los 32 mil millones que hasta el año pasado pagó por concepto de asistencia médida y pensiones a los soldados estadounidenses que quedaron incapacitados  por la guerra.
En cuanto a Iraq, las pérdidas materiales apenas se pueden imaginar porque sencillamente hasta el momento no hay cálculos oficiales.
Desde hace años, Iraq vive de dotaciones que en su mayoría se destinaron y destinan a la creación y equipamento de las nuevas fuerzas armadas y entidades de fuerza pública iraquíes, que desde ahora deben garantizar la seguridad y el orden en el país. 
De cara a los sucesos ocurridos en Túnez, Egipto y Libia, y la evolución actual de los acontecimientos  en Siria y Yemen, vale la pena recordar que la guerra de Iraq comenzó después de que el gobierno de EEUU e Inglaterra exigieran al entonces presidente de Irak, Sadam Husein renunciar al poder.
Como era de esperar, Husein no obedeció y  el 20 de marzo de 2003, tropas de EEUU e Inglaterra invadieron Irak a pesar de que esa intervención no contó con la aprobación del Consejo de Seguridad de la ONU,  y fue duramente criticada por Rusia, Alemania, Francia y China.
Oficialmente, el motivo de la invasión fueron las informaciones recopiladas por los servicios de inteligencia estadounidenses y británicos de que Husein tenía y desarrollaba armas de destrucción masiva.
Fue información falsa, que se inculcó en la opinión pública mundial gracias a una campaña de desinformación sin precedentes orquestada por las agencias internacionales de información más influyentes.
Como se supo más tarde, en realidad la invasión de Iraq fue una guerra de rapiña planeada por los gobiernos de los países más influyentes del mundo para apropiarse de las ingentes reservas de hidrocarburos iraquíes.
Pero la guerra no terminó con la ejecución de Husein en diciembre de 2006, tampoco con la elección del parlamento en  comicios turbios en 2010, y mucho menos tras la formación de un gobierno títere con representación de shiítas, sunitas y kurdos.
Actualmente en Irak impera un caos administrativo, y la población de la mayoría de sus ciudades son víctimas de una oleada imparable de violencia, terrorismo e inseguridad.
Entre tanto, las grandes corporaciones petroleras con mucha cautela informan sobre la restauración de la extracción de crudo iraquí, a pesar de que el resto de la infraestructura del país sigue en ruinas.
El jefe de la sucursal rusa  del consorcio anglo-holandés Royal Dutch Shell, Harry Brekelmans, reveló recientemente en Moscú que la extracción de petróleo en Iraq puede alcanzar unos 5-6 millones de barriles diarios para 2020, cifras modestas en comparación con los 10-12 millones de barriles diarios que pronostica el gobierno iraquí para el mismo período.
El pasado mes de octubre, el ex ministro de Petróleo de Iraq, Issam al-Chalabi, informó que su país extrae actualmente unos 2,7 millones de barriles diarios y tiene la posibilidad de alcanzar el volumen de 3 millones para mediados de 2012.
Aunque hay otros más optimistas como la Agencia Internacional de Energía (IEA) que en un reciente informe pronosticó que en los próximos cinco años, Irak producirá 4,36 millones de barriles diarios, es decir, el 80 % del incremento de extracción de los países miembros de la Organización de países productores de petróleo (OPEP).
Según la IEA, para 2016, el volumen de extracción de crudo de la OPEP aumentará de 35,8 millones de barriles diarios a 38,1 millones de barriles diarios.
Al respecto, expertos rusos, consideran que esos pronósticos se pueden cumplir a pesar de las riesgos de que estalle una guerra civil en Irak después del retiro de las tropas estadounidenses.
El conflicto puede estallar en la provincia de Kirkuk, donde la población árabe, turcómana y kurda se prepara para disputar los yacimientos ingentes yacimientos de hidrocarburos.
Esos yacimientos suponen el 4 % de las reservas mundiales de hidrocarburos,  cifra que justifica cualquier guerra si se tiene en cuenta que en Libia, donde se desató otra guerra de rapiña, hay un  3 % de las reservas mundiales.
El problema es que los kurdos iraquíes siempre han considerado Kirkuk su territorio y la ciudad del mismo nombre, su capital histórica.
Durante el gobierno de Husein,  los kurdos fueron obligados a emigrar y en su lugar, se favoreció el asentamiento de la población árabe sunita.
Tras la invasión de EEUU comenzó el proceso inverso los kurdos regresaron y los sunitas ahora en proporción casi igual a los kurdos, esperan el momento para tomar revancha.
Actualmente la situación en el Kurdistán iraquí parece una bomba de relojería que en cualquier momento puede estallar.
En la parte oriental es notoria la influencia de los Guardianes de la Revolución Islámica de Irán,  en el centro todavía quedan tropas de EEUU, en el sur cada vez es mayor el riego de una guerra civil y en el norte, con mucha cautela vigila Turquía que no vacilará en utilizar la fuerza para impedir la aparición de un Kurdistán independiente.


Viejo Condor
RIA Novosti (SIC)
Armando Perez

LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI

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