Un rompehielo nuclear "Vaigach".Archivo
“Podríamos desembarcar y evacuar estaciones por vía aérea, como se practicaba en el siglo pasado, pero en la Rusia de hoy casi no quedan bases costeras, aeródromos y aviones modernos para trabajar en el Ártico. Y lo que subsiste de las otrora vastas infraestructuras aéreas sigue destruyéndose, por desgracia”, señaló Sokolov.
Los rompehielos de propulsión nuclear, según el experto, no son una solución ideal, entre otras cosas, por generar un fuerte campo energético y térmico que tergiversa los datos y hace de estos navíos una base poco idónea para observaciones meteorológicas.
Además, el alquiler de un rompehielos se vuelve cada vez más caro: subió un 11% este año, hasta 63 millones de rublos por 23,5 días (unos dos millones de dólares al cambio actual). La expedición Ártico-2011, a modo de comparación, tiene un presupuesto del orden de 100 millones de rublos para desmantelar la estación SP-38 y preparar el desembarco de la siguiente, SP-39.
La primera estación polar desplegada en un témpano a la deriva, el 21 de mayo de 1937, fue la soviética SP-1 (por la abreviatura en ruso de Severni polius, o Polo Norte). La URSS suspendió sus investigaciones antes y durante la Segunda Guerra Mundial pero reanudó este programa a principios de la década del 1950 y mantuvo estaciones a la deriva en el Ártico hasta 1991. El colapso de la Unión Soviética marcó otra pausa que duró 12 años, hasta primavera de 2003.
Viejo Condor
RIA Novosti (SIC)
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