Barack Obama analiza la posibilidad de aplicar sanciones contra el presidente de Siria, Bashar al-Assad, y su Gobierno, según un portavoz de la Casa Blanca.
El objetivo de las sanciones es acabar con los enfrentamientos sangrientos entre la policía local y manifestantes.
"Estados Unidos está valorando una serie de opciones políticas posibles, incluidas sanciones selectivas, para responder a la represión y dejar claro que esta conducta es inaceptable", dice el comunicado oficial. De acuerdo con un mensaje, a las posibles sanciones podrían acompañarles un congelamiento de los activos de altos responsables del régimen sirio y la prohibición de establecer tratos comerciales en Estados Unidos.
Esta es la primera vez que el Consejo de Seguridad Nacional de EE. UU. habla sobre la posibilidad de introducción de sanciones en contra de ese país en donde, según la organización Human Rights Watch, en protestas han muerto centenas de personas.
El 23 de abril, Obama condenó de manera más dura la fuerza aplicada contra los manifestantes en Siria y llamó al presidente Basar al-Assad a cambiar el rumbo y prestar atención a las exigencias de su pueblo.
Los Gobiernos de Francia, Alemania, Grecia y Rusia también instaron a Assad a que acabara con la violencia.
Según subrayaron portavoces del Ministerio ruso de Relaciones Exteriores, “solo mediante un diálogo constructivo, la aceleración de reformas políticas a gran escala y transformaciones en la esfera socioeconómica se pueden garantizar un desarrollo estable y democrático del país en interés de todos los ciudadanos sirios”.
En las mayores ciudades de Siria durante varias semanas han ocurrido manifestaciones masivas de la oposición en contra la dictadura política del partido Baas y su líder, el presidente del país Bashar al-Assad. El 25 de abril se introdujeron tropas y vehículos blindados en las ciudades sirias, según comunicó el portavoz de los opositores. En las calles de la ciudad de Deraa podría haber decenas de cadáveres, según informan testigos.
Los disturbios comenzaron el 18 de marzo en Deraa, ciudad fronteriza con Jordania. El catalizador fue el arresto de un grupo de escolares que escribieron consignas antigubernamentales en muros y la gente salió a las calles con la exigencia de que los liberaran. Más tarde, los disturbios se extendieron a otras zonas del país.
Bashar al-Assad se vio obligado a destituir a su Gobierno dirigido desde 2003 por el primer ministro Muhammad Naji al-Otari.
A finales de marzo, el presidente se dirigió al pueblo, señalando que el país enfrenta un "gran complot" y el objetivo de este es "descomponer Siria, deshacerse del último obstáculo para el camino de la realización de los planes israelíes".
Viejo Condor
RT.net (SIC)
Articulo completo en:http://actualidad.rt.com/actualidad/internacional/issue_23463.html
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