Siete expertos internacionales comenzaron el sábado un viaje por instalaciones nucleares iraníes que Teherán representa como un paso hacia la transparencia a la comunidad mundial. El Gobierno de Mahmud Ahmadineyad invitó al grupo en vísperas de una nueva ronda de conversaciones en el marco del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) que se llevará a cabo del 20 al 22 de enero en Estambul, Turquía.
Integraron el grupo los enviados de Argelia, Cuba, Egipto, Omán, Siria, Venezuela y de la Liga Árabe, mientras que China, Rusia y varios estados de la Unión Europea rechazaron la invitación. Respecto a la iniciativa iraní el ministro de Asuntos Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, declaró que no puede sustituir a las inspecciones autorizadas por la OIEA o las conversaciones a seis partes nombradas por la correspondiente resolución del Consejo de Seguridad de la ONU. Otros jefes diplomáticos europeos tacharon el viaje de propaganda iraní.
“La Unidad Europea se perdió una oportunidad histórica para una mayor cooperación con Irán”: así comentó aquella postura el enviado de Irán ante la OIEA, Ali Asghar Soltanieh.
Tras llegar al país asiático los inspectores visitaron, bajo una fuerte nevada, el reactor de agua pesada inacabado cerca de Arak (Markazi, provincia céntrica de Irán). A lo largo del día sostuvieron conversaciones con el ministro en funciones de Asuntos Exteriores iraní quien también dirige el Organismo de la Energía Atómica del país, Ali Akbar Salehí. Más tarde el colectivo debería recorrer la planta de enriquecimiento de uranio cerca de Natanz.
Las grandes potencias europeas y norteamericanas acusan a la república islámica de ocultar bajo su programa atómico civil, otro de naturaleza clandestina con ambiciones bélicas cuyo objetivo sería hacerse con las armas nucleares. Teherán rechaza esa alegación impidiendo a la vez que los organismos internacionales interesados inspeccionen libremente sus instalaciones científicas e industriales sospechosas de ser involucradas en los proyectos armamentistas no convencionales.
Un experto en temas del fundamentalismo islámico del Instituto de Estudios de Seguridad de la Comisión Europea en París, Walter Posch, consideró que Irán “esperaba esta reacción, porque no hay nada que pueda sustituir a las inspecciones del Organismo Internacional de Energía Atómica”. Acorde con la opinión del politólogo austriaco fue el pueblo iraní el destinatario del espectáculo con la inspección 'independiente'. Las autoridades, dice, querían demostrarle dos cosas: que Teherán necesita unas conversaciones con la comunidad mundial y que quiere transparencia.
“Es un mensaje más que todo para su propia sociedad que para la opinión pública extranjera” —opinó Posch—. Y este mensaje está relacionado directamente con el otro que el Gobierno iraní ya ha enviado a la sociedad del país, el de que ha alcanzado nuevos logros tecnológicos”. Sin embargo, a su juicio, “ambos anuncios, el de que Irán está seguro de su éxito y el de que la República Islámica está lista para las conversaciones, son importantes”.
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