El trabajo se ha convertido en objeto de duras competencias y las pagas por desempleo podrían ser suspendidas. Al parecer, a muchos estadounidenses sin empleo no les queda más que rezar.
La familia Zell comienza sus comidas cotidianas orando para tener siempre alimento en la mesa. Y no es por tradición. Quedarse sin víveres es la peor preocupación para alguien que ha perdido su empleo en estos tiempos de recesión.
Bernard Zell, un electricista desempleado, cuenta su situación: "mi regalo de Navidad del 2008 fue una carta de despido, y desde entonces no tengo trabajo". La situación se agravó cuando la mala noticia fue recibida por su cónyuge: "estábamos ahorrando, ahorrando, ahorrando y tan sólo dos meses después de comprar la casa, perdí mi empleo", dice la esposa de Bernard, Kathy.
Y como si no fuera suficiente, además tienen una deuda hipotecaria y en cualquier momento pueden quedarse en la calle. Bernard explica que está "negociando con el banco para poder conservar la casa. Hay tantas cosas que quisiera mejorar en ella, pero simplemente no podemos permitírnoslo".
La familia Zell vive en un típico suburbio. Aquí se sienten alejados del ajetreo y el ritmo frenético de Washington. Sin embargo, las decisiones que se adoptan en la capital afectan la vida de los residentes locales. "Realmente necesito encontrar ahora un trabajo, porque no podemos continuar así. Dependemos de las ayudas sociales. Este dinero lo utilizo para comprar algo de comida", dice Bernard.
Por su parte, el Congreso de EE. UU. ha manifestado en las últimas semanas que dichos beneficios podrían ser suspendidos.
Mientras tanto, en estas condiciones, el trabajo se convierte en objeto de dura competencia: "todo el mundo está telefoneando a las agencias y tienen un montón de candidatos para escoger", agerga el electricista y confiesa que "en lo único en que pienso es en mis hijos. Estamos intentando proteger a nuestros niños de esta pesadilla a la que nos enfrentamos".
"Quiero ser el primer militar en nuestra familia. Ese es mi sueño," comparte el hijo de los Zell. Soñar es lo poco que les queda en esta situación. Soñar y tirar los dados, esperando que no les toque perder otra vez en esta jugada.
Viejo Condor
RT.net (SIC)
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