Apenas 20-40 metros separan a los investigadores rusos de la superficie del agua en el lago Vostok, que se esconde a una profundidad de casi cuatro kilómetros bajo los hielos del Antártico y tiene unos 35 millones de años, escribe esta semana la revista Nature.
“Esta vez lo conseguiremos”, aseguró Valeri Lukin, jefe de la expedición antártica rusa.
El pasado 2 de enero, el equipo ruso reanudó las obras de perforación a una profundidad de 3.650 metros. La perforadora puede avanzar a un ritmo diario de casi tres metros pero es una carrera contrarreloj pues, si no llega a la meta el 6 de febrero, fecha en que parte el último avión desde la estación polar rusa Vostok, habrá que posponer el trabajo hasta diciembre próximo.
La misión es “tan excitante como un vuelo a Marte”, según Lukin. “Si todo va conforme al plan, reabriremos el pozo en diciembre y sacaremos una muestra congelada sin contaminar el agua del lago”, dijo.
Las aguas del lago Vostok, que fue descubierto en la década del 1970 tras permanecer 15 millones de años en aislamiento casi total, podrían albergar rastros de antiguos microorganismos que ayudarían a los científicos a entender cómo diversas formas de vida en la Tierra se fueron adaptando a las condiciones extremas.
Viejo Condor
RIA Novosti (SIC)
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