El accidente aéreo que la primavera pasada segó la vida del presidente de Polonia, Lech Kaczynski, sigue siendo un “punto vulnerable” en las relaciones ruso-polacas. Además, porque políticos del vecino país no dejan de “echar leña al fuego”, al hablar del caso.
A fines de octubre, en las oficinas del Comité Interestatal de Aviación, en Moscú, el representante plenipotenciario de Polonia,Edmund Klich recibió un proyecto de informe con los datos de la investiación realizada por la comisión técnica del CIA. El pasado fin de semana, Polonia entregó a la parte rusa sus observaciones al informe. Un poco más tarde, el primer ministro polaco Donald Tusk manifestó que su país no puede aceptar el proyecto de informe del CIA como definitivo en la forma en que éste fue presentado por la parte rusa, ya que, según Tusk, hay demasiadas observaciones al mismo. Con esta declaración el jefe de Gobierno polaco busca desviar la investigación, opina Thomas Hypki, secretario del Comité de Aviación de Polonia.
Desde el punto de vista profesional, con este accidente todo está bastante claro. Hay varias fuentes, entre ellas una transcripción de las conversaciones de los pilotos en la cabina y numerosos reportes desde el lugar del accidente, que ofrecen un cudro prácticamente completo de lo ocurrido. Hay todos los fundamentos para deducir que el avión no tenía opción para aterrizar felizmente en aquellas desfavorables condiciones climáticas y con aquella tripulación. Más aún, creo que el avión no debió haber sido autorizado para volar. Sabemos que hubo mucha bulla y confusión durante los preparativos para el vuelo. Al analizar el comportamiento de los pilotos en esa situación de emergencia, se han revelado detalles que demuestran su insuficiente nivel profesional. Estos no son hechos sujetos a discusión.
En cuanto al informe que recibió la parte polaca, Varsovia , por supuesto, puede cuestionarlo en tal o cual aspecto. Pero cualquier duda puede ser aclarada sin declaraciones políticas, sostiene Thomas Hypki.
No hay nada que me haga dudar de las buenas intenciones de la parte rusa ni del profesionalismo ni de la responsabilidad de las personas encargadas de la investigación. Lamentablemente, en Polonia circulan muchas mentiras sobre ese trágico vuelo. Tengo miedo de que estas mentiras no paren, porque hay gente dispuesta a aprovechar la tragedia para sus juegos políticos. Es difícil cambiarlo porque, aparte de los hechos, hay emociones humanas y hay quienes saben manipularlas perfectamente. Debo decir que la parte polaca tampoco abre todas sus cartas. En el asunto están involucrados muchos funcionarios de alto rango que, desde luego, no quieren perder sus cargos. La declaración de Tusk no puede ser calificada como el único punto de vista veraz. Creo que todos debemos armarnos de paciencia. La conclusión definitiva puede venir en dos o tres meses más.
Viejo Condor
La Voz de Rusia (SIC)
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