Tras más de 50 años de prohibición, Rusia vuelve a cazar osos blancos. Desde el próximo mes entrará en vigor la resolución de las cuotas de caza de estos animales en Chukotka y Alaska que fue aprobada por la Comisión Ruso-Estadounidense Para Osos Polares en junio de este año. Los ecólogos insisten en que este paso podría ser fatal para la población del depredador que ya figura en la Lista Roja de la UICN.
La caza del animal ha estado vedada oficialemente en el territorio del país desde 1956. Según las normas, establecidas en aquellos tiempos, un hombre podría matar a un oso sólo en el caso de que este le atacara. Pero aún en este caso estaba obligado a demostrar que lo había hecho para defenserse y esto estaba estrictamente controlado por los servicios de protección de la naturaleza.
Al mismo tiempo, la exterminación de los osos polares continuó al otro lado del estrecho de Bering: la administración estadounidense limitó la caza, pero dejó a los pueblos indigenas de Alaska la posibilidad de seguir cazando hasta 38 individuos anualmente. La Comisión Ruso-Estadounidense decidió equiparar este proceso, creando unas condiciones idénticas para los nativos de Chukotka y Alaska.
Según los límites aprobados durante la sesión del organismo en la ciudad norteamericana de Anchorage unos meses atrás, se permite a cada parte cazar a 58 ejemplares al año, incluidas 19 hembras. Esta cantidad no puede perjudicar a la población de osos y tampoco influiría en su recuperación, según argumentan los representantes del grupo.
La resolución del organismo fue objeto de fuertes críticas por parte de las organizaciones ecologistas, ya que, de acuerdo con sus previsiones, la legalización de la caza, junto con otros factores, como la reducción del hielo ártico y la caza furtiva incontrolada, podría causar una disminución seria de la población o hasta la desapareción completa de este animal.
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