Turquía y Brasil afirman que una solución negociada será más eficaz.
Brasil y Turquía continuarán presionando para llegar a un acuerdo que involucre el intercambio de combustible nuclear ya negociado con Irán, a pesar de las nuevas sanciones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas (ONU) contra el país islámico.
Así lo dio a conocer este martes el ministro turco de Relaciones Exteriores, Ahmet Davutoglu, tras conversar con su homólogo brasileño, Celso Amorim, y con el canciller iraní, Manouchehr Mottaki.
"Todavía creemos que podemos encontrar una solución. Estamos dispuestos a seguir con nuestros esfuerzos", afirmó Davutoglu.
Esta declaración se produce días después de que Estados Unidos y la Unión Europea impusieran nuevas restricciones a Irán, en el marco del nuevo cuerpo de sanciones contra Teherán aprobado a principios de este mes por el Consejo de Seguridad, el cuarto desde que empezó la polémica en torno del programa nuclear iraní.
Brasil y Turquía votaron en contra de la resolución de la ONU.
En mayo, Teherán negoció con ambos países que enviaría 1.200 kilos de uranio poco enriquecido a Turquía, que a su vez devolvería a la nación islámica uranio lo suficientemente enriquecido para que pueda ser utilizado como combustible en su reactor nuclear con fines médicos.
No obstante, Amorim dijo al diario británico Financial Times (en la edición del lunes) que Brasil abandonará su propuesta de desempeñar el rol específico de mediador entre Irán y Occidente para revivir ese acuerdo.
Inspectores
El lunes, las autoridades de Irán informaron al Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) que no les permitirán a dos de sus inspectores entrar al país, por considerar que publicaron de forma prematura un informe que consideran "falso" y que contiene "información filtrada".
Es en este contexto que Turquía y Brasil insistieron en que se concrete el plan previamente negociado con el gobierno iraní, al que los brasileños consideran "una oportunidad única" y "más eficaz".
NUEVAS SANCIONES
ONU: las sanciones amplían el embargo de armas que rige sobre Teherán, autorizan inspecciones en alta mar de embarcaciones que puedan llevar mercancías prohibidas a Irán y aumenta la lista de personas y grupos iraníes sujetos a restricciones financieras o a prohibición de viajes internacionales.
EUROPA: prohíben las inversiones de empresas de países de la Unión Europea en proyectos de petróleo y gas, así como las transferencias de tecnología y equipos para este sector clave en la economía iraní.
EE.UU.: prohíben a empresas o individuos estadounidenses entablar relaciones comerciales con entidades o personas que supuestamente estarían vinculadas al programa nuclear.
El uranio enriquecido también puede ser usado en la fabricación de armas nucleares, y la comunidad internacional -basada en informes del OIEA- dice tener razones para temer que Irán esté desarrollando tecnología para esos procesos.
Sin embargo, el gobierno de Mahmoud Ahmadinejad asegura que su programa sólo tiene fines pacíficos.
A pesar de que todos los representantes ante el Consejo de Seguridad coincidieron en alabar y agradecer las gestiones turco-brasileñas, Estados Unidos y las principales naciones europeas expresaron desde el principio sus dudas sobre el alcance del pacto y sobre si Ahmadinejad cumpliría con su palabra.
Así, el anuncio del plan no impidió un nuevo cuerpo de sanciones de la ONU.
Estados Unidos y la Unión Europea lograron vencer en el Consejo de Seguridad las reticencias de China y Rusia, países más cercanos a Teherán, pero que ahora se han unido al coro internacional que pide el fin de las supuestas intenciones militares del programa nuclear iraní.
La primeras sanciones de la ONU data de diciembre de 2006 y fueron intensificadas en 2007 y 2008.
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