Moscú, 10 de septiembre, RIA Novosti. El presidente Dmitri Medvédev insiste en modernizar Rusia en un extenso artículo que suscribe hoy en el diario Gazeta.Ru.
Faltan varios meses para que empiece el segundo decenio del siglo XXI, y es un buen motivo para analizar el pasado, evaluar el presente y pensar en el futuro, señala Medvédev en este artículo titulado "¡Arriba Rusia!". En un intento de compartir con los ciudadanos su visión de las tareas estratégicas que Rusia afronta a día de hoy, el presidente invita a todos a participar en este debate y promete tomar en cuenta las opiniones de sus compatriotas a la hora de preparar el mensaje anual al Parlamento.
Una economía ineficiente, un sistema social que a medias reproduce el modelo soviético, una democracia todavía débil, las desfavorables tendencias demográficas y la inestabilidad en el Cáucaso son problemas muy importantes incluso para un país como Rusia, escribe Medvédev.
Al constatar que la competitividad, la eficiencia energética y el rendimiento laboral en el país son "vergonzosamente bajos" en la mayoría de los casos, Medvédev reconoce que Rusia influye en procesos económicos globales menos de lo que quisiera.
A pesar de dos décadas de fuertes cambios, la economía rusa no se zafó de su humillante dependencia con respecto a las materias primas y heredó el peor vicio de la economía soviética: las más de las veces, pasa por alto las necesidades del hombre y se dedica al comercio de productos que no generó con el esfuerzo propio, a saber, materias primas o artículos de importación. De aquí que la producción en Rusia haya caído más que en otros países durante la actual crisis económica global y el mercado de valores sufra altibajos extremos. A juicio de Medvédev, Rusia no podrá aspirar al liderazgo, si se apoya en la coyuntura del petróleo y el gas.
En plano social, las instituciones democráticas están formadas y estabilizadas pero su calidad dista mucho del ideal. La sociedad cívica aún es precaria y los niveles de autogobierno y autogestión siguen siendo bajos.
La esperanza de vida disminuye a causa del alcoholismo, tabaquismo, accidentes de carretera, insuficiente asequibilidad de tecnologías médicas y problemas ecológicos sin que la incipiente tendencia al incremento de la natalidad logre compensar ahora el recorte de la población.
El Gobierno federal pudo frenar las tendencias centrífugas pero los habitantes de repúblicas norcaucásicas simplemente desconocen lo que es la paz debido a los continuos ataques terroristas contra militares, agentes de seguridad, cargos públicos o civiles inocentes.
En su artículo, Medvédev exige a curar el país de las enconadas enfermedades sociales que inhiben su energía creativa y frenan su avance. Estos males son el secular atraso económico, la costumbre de subsistir gracias al trueque de materias primas por artículos acabados; la corrupción que agota a Rusia a lo largo de siglos y sigue erosionándola hasta hoy, en particular, debido a la excesiva presencia del Estado en la vida económica y social; y los ánimos paternalistas arraigados en la sociedad, la confianza generalizada en que el Estado debe resolver todos los problemas.
Dos modernizaciones más espectaculares en la historia de Rusia - la iniciada por Pedro el Grande y la del período soviético - se pagaron con el empobrecimiento, la humillación y el exterminio de millones de personas, recuerda Medvédev. Hoy en día, a Rusia se le presenta por primera vez la oportunidad de demostrar a sí misma y al mundo entero que es capaz de evolucionar por vía democrática y ascender a un nivel más alto de civilización sin recurrir a la intimidación y a la violencia, mediante la persuasión, acercando los intereses del individuo, el Estado y la sociedad.
El objetivo para las próximas décadas es transformar a Rusia en una nación cuya prosperidad dependa en mayor grado de recursos intelectuales que de materias primas, en una economía inteligente capaz de generar conocimientos singulares y exportar tecnologías novísimas y productos innovadores.
Las cinco asignaturas estratégicas que guiarán el proceso de la modernización económica y en las que Rusia aspira a conquistar una posición de liderazgo son un eficaz sector energético, tecnologías nucleares, tecnologías de información, infraestructuras espaciales y terrestres para transmisión de datos vía satélite, así como producción de algunos equipos médicos, fármacos y modernos dispositivos para hacer diagnósticos. Paralelamente, se prestará atención al desarrollo de sectores tradicionales, en primer lugar, el agroindustrial.
El proceso del desarrollo tecnológico, en su opinión, se traducirá en un aumento del bienestar de la población y atribuirá un carácter más libre, más equitativo y más humano al sistema político de Rusia y a la sociedad rusa en su conjunto.
Obviamente, Rusia estará lo suficientemente bien armada para que a nadie se le ocurra amenazarle a ella o a sus aliados, advierte Medvédev.
En su artículo, el presidente subraya que el futuro sistema político de Rusia será flexible y transparente al máximo. Los partidos parlamentarios tendrán protagonismo en la lucha política y se sucederán periódicamente en el poder. Estos partidos y sus coaliciones se encargarán de formar organismos federales y regionales del Poder Ejecutivo, presentarán candidatos para la jefatura del Estado, así como de las regiones y de las estructuras del autogobierno local.
Hay quienes insisten en acelerar el avance en esta dirección y volver a "la década democrática del 90" pero Medvédev deja claro que no habrá prisa y que la vuelta a un Estado paralizado es inadmisible. También subraya que la democracia rusa no copiará mecánicamente modelos extranjeros.
En plano de política exterior, el presidente llama a excluir el resentimiento, arrogancia, complejos, desconfianza y hostilidad en las relaciones de Rusia con las principales naciones democráticas.
La ingenua visión de un Occidente infalible y feliz frente a una Rusia constantemente subdesarrollada es inaceptable, insultante y peligrosa pero igual de peligroso resulta el camino de la confrontación, el autoaislamiento y las reclamaciones recíprocas.
Son los objetivos estratégicos de modernización a largo plazo, y no la nostalgia, lo que debe determinar la política exterior de Moscú. Rusia, como miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU, potencia nuclear y una de las mayores economías del planeta, ha de proclamar sin tapujos su postura y defender enérgicamente sus intereses cuando se vean amenazados.
Rusia mantendrá fuerza suficiente para influir en la toma de decisiones que implican consecuencias globales y prevenir acciones unilateralistas, capaces de afectar sus intereses y la seguridad nacional.
Viejo Condor
RIA Novosti (SIC)
Gazeta.Ru.
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