Las próximas maniobras de la OTAN en el territorio de Georgia es la primera de las "minas trampa" que abundan en las relaciones entre Rusia y EEUU a pesar de que ambos países anunciaron la intención de relanzarlas, escribe hoy el diario Kommersant. El tema georgiano, igual que algunos otros, es un legado de la época anterior y resulta imposible abstraerlo por mucho que se hable de un borrón y cuenta nueva.
La lógica de la OTAN es comprensible. Los ejercicios Cooperative Longbow 09/Cooperative Lancer 09 estaban planeados desde hace tiempo y su cancelación, ahora que la admisión de Georgia en el Plan de Acción para el Ingreso ha dejado de ser una prioridad, sería interpretada una como traición definitiva con respecto a Tbilisi y un gran éxito de Moscú. Obviamente, es una variante inaceptable para Occidente.
La postura del Kremlin también tiene una explicación. Las actividades militares a gran escala en una región que ha sido escenario reciente de operaciones bélicas y afronta una serie de problemas pendientes en lo político difícilmente contribuyen a distender la situación. Aún están frescos en la memoria los ejercicios Inmediate Response (Respuesta Inmediata) que Georgia y EEUU celebraron en julio pasado y a los que, por extraña coincidencia, siguió la ofensiva militar georgiana contra Osetia del Sur.
El escándalo en torno a las maniobras Cooperative Longbow 09/Cooperative Lancer 09 va cobrando envergadura, lo cual es una señal inequívoca de que todavía no hay ningún "relanzamiento" de contactos entre Rusia y EEUU. Si exceptuamos unas cuantas declaraciones amistosas que se hicieron en Moscú y en Washington, ninguna de las dos partes dio pasos reales para mejorar las relaciones, de modo que la desconfianza recíproca se mantiene al nivel de antes. Esta circunstancia no impide a Rusia y EEUU fingir que se empeñan en "sincronizar los relojes" y "acercar las posturas".
La manipulación de temperaturas - congelación, deshielo, enfriamiento, suavización - se ha convertido en un valor en sí en los contactos entre Moscú y la OTAN. Los pasos que se dan son de carácter simbólico, tienen cero efecto en la práctica y no afectan a las cuestiones de contenido como, por ejemplo, la cooperación en el transporte de cargas a Afganistán. Un tema que, por cierto, no se coordina con la sede de la OTAN en Bruselas sino que es regulado mediante acuerdos bilaterales de Moscú con Berlín, Madrid o Washington.
Viejo Condor
RIA Novosti (SIC)
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