El secreto de la fuerza de este grupo, que integra cinco países muy distanciados geográfica, cultural e incluso políticamente, reside en la creciente desconfianza general en cuanto a la capacidad de Occidente para ofrecer un modelo de desarrollo estable y eficaz.
El fracaso ideológico del modelo occidental se hizo patente con la crisis económica de 2008 y, más aún, con la crisis de la deuda griega.
El drama que vive el sur de Europa es una prueba de que la Unión Europea, una asociación política y económica que se consideraba ejemplar hasta hace poco, enfrenta graves problemas sistémicos.
El origen de estos problemas está en los defectos del propio proyecto de integración diseñado a finales del siglo XX y en los errores conceptuales que se han cometido durante los cinco años de intentos de "salvar" a Grecia.
De esta forma, el ambicioso y arriesgado proyecto de integración europea que se puso en marcha tras el fin de la guerra fría, ha degenerado en una de las fuentes más palpables de incertidumbre global.
Sin embargo, todo esto no significa que los BRICS tengan una receta mejor, pero sí son muy conscientes de que hay que buscarla.
En general, la postura de los BRICS no consiste en ir en contra de los mecanismos existentes sino en aportar alternativas para mejorarlos.
Sputnik Mundo (SIC)
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