Las concesiones ofrecidas a última hora para persuadir al electorado a permanecer dentro de la unión han abierto problemáticas cuestiones de gran envergadura para todos los integrantes del Reino Unido, según coinciden académicos reunidos en Edimburgo.
La victoria del bloque unionista en el referendo de la independencia de Escocia se ha cobrado la primera víctima en Alex Salmond, quien ha anunciado en la tarde del viernes su renuncia a la jefatura del Gobierno autonómico y al liderazgo del Partido Nacionalista escocés.
Destacados miembros del programa El Futuro de Escocia y el Reino Unido, del Consejo de Investigación Económica y Social, han criticado la estructura y los plazos de la amplia reforma constitucional, que el primer ministro David Cameron ha prometido implementar en cumplimiento de las promesas electores contraídas para evitar la ruptura de la unión entre Inglaterra y Escocia.
El director del programa y profesor de política en la Universidad de Edimburgo, Charlie Jeffery, ha hecho saltar la alarma sobre "la reacción constitucional en cadena" que ha desatado el miedo a una victoria del SI a la independencia. Ante el sorprendente avance de la opción soberanista de Salmond en un único sondeo de opinión, durante la recta final de la consulta popular, los líderes de los partidos Conservador, Liberal Demócratas y Laborista garantizaron ampliar las competencias del gobierno autonómico y se comprometieron además a introducir el texto legislativo de la reforma en marzo de 2015.
"El calendario es perverso, inviable e impracticable", denuncia Jeffery a preguntas de Novosti. "Ni se puede ni debe cumplirse", alerta su colega Michael Keating, director del Centro en Cambio Constitucional de la misma universidad.
"El acuerdo se coció entre los tres líderes de Westminster la última semana de la campaña. Esta no es una forma razonable de hacer política. Cambios en las competencias autonómicas deben acordarse y negociarse con el gobierno de Edimburgo", denuncia Keating en un encuentro con un grupo reducido de medios.
"Estas cuestiones", continúa el profesor, "deben someterse a un intenso debate público, como el que ha generado la consulta independista. Pero se ha optado por la vieja costumbre de arreglar los asuntos entre los líderes de Westminster, en vez de embarcarse en la nueva forma de conducir la política que se extendió entre todas las comunidades y grupos sociales durante el referendo".
Las promesas de cambio para Escocia han tenido una repercusión inmediata. Minutos después de la confirmación de la victoria del NO a la independencia, Cameron desveló otro proyecto de reforma constitucional. El primer ministro ha prometido esta misma mañana más poderes para Gales y colaboración en el apuntalamiento de la autonomía en Irlanda del Norte.
Pero, además, se ha comprometido a dar solución a la llamada "cuestión inglesa". Se trata de una anomalía del sistema de autonomía asimétrica del Reino Unido: los diputados con distrito en las regiones autonómicas pueden votar en Westminster sobre cuestiones referentes exclusivamente a Inglaterra. En el sentido contrario no se da el caso cuando la competencia ha sido transferida a los gobiernos autonómicos.
Los académicos consultados por Novosti relacionan esta última propuesta con una concesión de Cameron para acallar las protestas de políticos y votantes ingleses, que se sienten en una posición más desfavorecida que los escoceses.
"Todos estos compromisos se han improvisado, sin un debate ni la debida reflexión. Estamos en la extraordinaria situación de que un referendo limitado a Escocia va a provocar un importante cambio en Inglaterra". La caja de la reforma constitucional en Reino Unido se ha abierto, con potencialmente dañinas consecuencias para Cameron y el líder laborista, Ed Miliband.
Viejo Condor
RIA Novosti (SIC)
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