El ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguei Lavrov, descartó hoy la concesión de un asilo a Bashar Asad, resaltó que las vidas de civiles valen más que la cabeza de un presidente y previno de reeditar en Siria lo sucedido en Yugoslavia, Irak y Libia.
“Siria es una nación en que han coexistido a lo largo de siglos diversas religiones y etnias.¿Destruirlo todo para derrocar a una persona?..Ya lo hemos visto. Bombardearon a Yugoslavia cuando era necesario derrocar a (Slobodan) Milosevic, y a Irak aunque no había allí armas nucleares. A Libia la destruyeron de la misma manera porque buscaban la cabeza de (Muamar) Gadafi”, señaló Lavrov en un encuentro con la prensa.
Reafirmó que Rusia no ofrece asilo al presidente Asad, ni tiene planes de hacerlo en el futuro. “Si otros tienen semejantes planes, que contacten con él directamente”, dijo. La retirada del actual dirigente de Siria, a su juicio, no necesariamente pondrá fin a la masacre. “Los servicios secretos de Occidente hacen pronósticos muy serios y fundados de que el derrocamiento del régimen no llevará al término esta tragedia, y que la pugna cobrará nuevo vigor”, advirtió.
Reconoció que Moscú trata de “comprobar los mínimos rumores sobre las armas químicas” en Siria que, según los datos rusos y occidentales, están ahora bajo el control del Gobierno, “concentradas en uno o dos centros, y no dispersas por todo el país como antes”.
La principal amenaza, dijo, consiste en que estas armas caigan “en manos indebidas”. Recordó que las filas rebeldes son muy heterogéneas: “hay de todo, incluida una organización que EEUU ha declarado terrorista”.
Lavrov reiteró la adhesión de Moscú a los acuerdos de Ginebra sobre Siria y señaló que los países occidentales “van perdiendo influencia” sobre la coalición opositora que ellos mismos patrocinan.
“La postura que muchos actores declaran con respecto a Siria no refleja, lamentablemente, un sincero interés sincero por frenar el derramamiento de sangre sino el afán de anotarse puntos en materia de política interna, aleccionar y dárselas de paladines de derechos humanos cuando se requiere simplemente acallar con un chis a cuantos procuran ganar matándose”, dijo.
El ministro de Exteriores ruso duda de que las naciones occidentales quieran intervenir militarmente en Siria: “A veces da la impresión de que oran por que Rusia y China sigan vetando una intervención foránea, pues en cuanto haya autorización correspondiente tendrán que actuar, y nadie está dispuesto”.
A la pregunta de si el régimen resistiría una intervención desde fuera, respondió: “No habrá vencedores en esta guerra”.
Viejo Condor
RIA Novosti (SIC)
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