El escenario actual resulta más que adecuado para el desarrollo de la cooperación entre Argentina y Rusia en materia energética. Mientras la Argentina busca nuevos socios dispuestos a invertir en el país, la Federación Rusa pretende diversificar sus mercados y visualiza en Amércia Latina un nuevo abanico de posibilidades.
La nueva etapa en la cooperacíon. Fuente: Press Photo
La petrolera argentina YPF, luego de su nacionalización en mayo de este año, presentó un Plan Estratégico Quinquenal en el cual se preveían inversiones por un total de 37.200 millones de dólares, con los cuales se lograría aumentar en un 23% la producción de gas y en un 29% la de petróleo. Por ello encontró en el gigante energético ruso Gazprom un excelente socio dispuesto a invertir en la exploración, procesamiento y comercialización de gas tanto convencional como no convencional, además de llevar adelante un plan de cooperación científico técnica.
Lo más destacable de esta iniciativa es que tanto Gazprom como YPF ahora son estatales, y que esta iniciativa ha surgido a partir de la negociación de los propios Jefes de Estado de ambos países luego de una reunión que mantuvieron durante las sesiones del G-20 en México. Rusia logra de esta manera fortalecer su presencia en Suramérica a través de Gazprom, que es la mayor empresa de gas del mundo; controla el 18% de las reservas internacionales de gas natural y el 70% de las reservas rusas y que ya mantiene representaciones en países de la región como Venezuela, Brasil y Bolivia.
Algunos expertos señalan a la Argentina como el país con mejores condiciones para desarrollar hidrocarburos no convencionales de toda la región. La explotación de gas en los recientemente descubiertos yacimientos de la provincia de Neuquén permitiría aumentar en un 50% todos los recursos energéticos del país, colocándolo como exportador de hidrocarburos en vez de tener que importarlos. Según la Agencia Internacional de Energía (AIE), el potencial de esas reservas permitiría abastecer al país por más de 350 años.
Por otro lado, en materia nuclear, la cooperación entre ambos países ya tiene algunos años de historia. En el año 2010 se firmó un memorándum de entendimiento entre el Ministerio de Planificación Federal de Argentina y Rosatom, la compañía estatal nuclear rusa, para cooperar en los usos pacíficos de la energía nuclear. En ese entonces, también se había conversado acerca de las posibilidades de participación de la industria argentina en proyectos rusos sobre investigación y desarrollo en el ciclo del combustible nuclear. Cabe mencionar que los fines pacíficos de estos proyectos están más que claros. La Argentina es miembro activo de los principales organismos y tratados de no proliferación internacionales.
Argentina fue el primer país en Suramérica en utilizar energía nuclear, y hoy posee dos reactores nucleares de agua pesada en operación: Atucha 1 y Embalse, las cuales proveen un 7% de la electricidad utilizada en el país, y ya hay una tercera planta en construcción (Atucha 2). Actualmente, Rusia es el líder mundial en construcción de unidades de generación eléctrica nuclear y Rosatom se perfila como el mejor candidato para llevar adelante el proyecto de construcción de la cuarta central nuclear argentina.
A partir de todos estos nuevos proyectos de cooperación, se comenzaría a forjar un nuevo vínculo estratégico de mutuos beneficios: Argentina, por su parte, lograría diversificar su capacidad tecnológica y desarrollar el sector energético, así como también el industrial y el de la construcción, accediendo a la creación de nuevos puestos de trabajo. Por otro lado, Rusia podría asegurar sus inversiones en la región, fortaleciendo sus relaciones con los países suramericanos y logrando despegarse en parte de sus clásicos socios europeos en materia energética.
Viejo Condor
Rusia HOY (SIC)
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