martes, 7 de agosto de 2012

Por las vastas llanuras de Rusia: en la tierra de los caballos, mineros y los osos


Por las vastas llanuras de Rusia: en la tierra de los caballos, mineros y los osos

Acabamos de salir de la hospitalaria y todavía sumida en un profundo sueño matutino ciudad de Krasnoyarsk. Avanzamos empezando a dejar atrás los siguientes mil kilómetros. Nuestros compañeros chinos se están acordando de Pekín, una ciudad siempre cubierta por una espesa capa de 'smog'.
Nuestro próximo destino, la ciudad de Mariinsk, queda a unos 330 kilómetros por una carretera que se encuentra en bastante buenas condiciones. Nos rodean inabarcables campos, en lo alto del cielo planean impasibles los águilas, cualquiera soltaría la cámara en medio de tanta belleza.
© RIA Novosti. Vera Kostamo
A lo largo del trayecto se pueden comprar pequeños objetos confeccionados con la corteza de abedul, una piel de oso o incluso un un osezno disecado. Los habitantes de Irkutsk suelen decir en broma que en su provincia por cada tres personas hay 1,5 osos. Parece que en Mariinsk la situación es igual.
La localidad, con sus características casitas de ladrillos, pequeñas, como de muñecas, es famosa por dos cosas: su planta de bebidas alcohólicas y cinco centros penitenciarios situados en el territorio de la ciudad. Mariinsk recibió su nombre en 1854 y fue bautizado en honor de la esposa del Emperador Alejandro II.
El distrito de Mariinsk cuenta con el total de 283 monumentos arquitectónicos, las montañas de Kadebat, el parque natural Archekás y unas cataratas en la zona alta del río Kiya. No es mala base para desarrollar el turismo, pero se deja sentir la escasez de fondos y la falta de la más simple infraestructura: pequeños hoteles, cámpings e incluso aseos públicos.
Una grata sorpresa fueron los puestos móviles de ayuda médica en caso de accidentes de tráfico aparcados a lo largo de la carretera. Cada uno de estos puestos cuenta con su propia ambulancia dotada del equipo de reanimación, una sabia decisión frente a largas distancias.
© RIA Novosti. Vera Kostamo
Un tiempo neblinoso induce a los no conductores a echarse alguna cabezada. Así, sin notarlo apenas, nos acercamos a la ciudad de Kémerovo y las casas de madera dejan sitio a edificios modernos.
En el museo dedicado a la minería, nos enseñaron diferentes maneras de extraer el carbón. Los visitantes pueden sentirse un minero de verdad en una mina improvisada. Según el guía, a pesar de que las tecnologías han avanzado considerablemente, el trabajo de minero sigue siendo peligroso y mal pagado.
En una pantalla se proyectan las imágenes de la ciudad, que ha ido creciendo con el paso de los años. Cuesta creer que en el sitio del puente y del cruce de las carreteras hubiese un teleférico que transportaba sobre el río Tom las cargas del carbón extraído.
Cuentan nuestros compañeros chinos que el más famoso de sus refranes dice: “Lo más importante es el destino”. Y parece que ahora, cambiando de ciudades y sirviéndonos de apoyo en situaciones de apuro o delicadas, uniendo con un hilo dos capitales, vamos construyendo nuestro destino con nuestras propias manos.
© RIA Novosti. Vera Kostamo


Viejo Condor
RIA Novosti (SIC)
Vera Kostamo

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