La creciente interdependencia entre China y Africa se refleja en la mutua necesidad de cada parte como mercado indispensable de la otra. Los productos y las tecnologías chinos cumplen con las demandas del desarrollo africano, en tanto el mercado chino da la bienvenida a los productos de ese continente.
Como nueva manifestación de la creciente importancia de las consagradas relaciones entre China y Africa, el gobierno de Beijing emprendió este viernes otra visita de alto nivel a ese continente.Durante su visita de buena voluntad a Etiopía, el máximo asesor político chino, Jia Qinglin, pronunciará un discurso durante la sesión inaugural de la cumbre de la Unión Africana (UA) y asistirá a la ceremonia de inauguración de la nueva sede del organismo africano.
El complejo de edificaciones de la moderna sede de la UA, construido con ayuda china, no constituye únicamente una nueva e importante señal en Addis Abeba, sino también la más reciente referencia de la larga amistad existente entre China y Africa.
Pese a la cambiante situación internacional y los actuales problemas financieros que vive el mundo, los vínculos China-Africa se mantienen firmes gracias a que ambas partes se ven, mutuamente, como cruciales para su propio desarrollo y prosperidad.
Un importante indicador de cuán relevante son el uno para el otro es el auge en la cooperación económica y comercial, actividad que se mantiene como pilar y principal fuerza conductora de las relaciones bilaterales generales.
Durante los primeros tres trimestres de 2011, el volumen comercial entre China y los países africanos ascendió a 122.200 millones de dólares estadounidenses, un incremento anual del 30 por ciento.
Mientras, las inversiones directas chinas no financieras en el referido continente registraron un aumento del 87 por ciento para alcanzar los 1.080 millones de dólares.
La creciente interdependencia entre China y Africa se refleja en la mutua necesidad de cada parte como mercado indispensable de la otra. Los productos y las tecnologías chinos cumplen con las demandas del desarrollo africano, en tanto el mercado chino da la bienvenida a los productos de ese continente.
Además, el rápido desarrollo de China, el país en vías de desarrollo más grande del planeta, proporciona una valiosa experiencia para Africa, el continente con el mayor número de países en vías de desarrollo.
Lo más significativo es que China no solo facilita el desarrollo de Africa, sino que también contribuye al fortalecimiento de la propia capacidad africana para el desarrollo mediante la ayuda a los países del continente en la construcción de infraestructuras vitales.
La próspera cooperación económica y comercial representa la profunda afinidad forjada por el respaldo y la confianza mutuos que data de muchos años, en los que ambas partes han respetado los intereses fundamentales de la otra.
Un ejemplo de esa afinidad es la adhesión por parte de casi la totalidad de las 53 naciones africanas a la política de una sola China.
Por la parte china, Beijing ha organizado numerosas visitas de alto nivel a Africa. El presidente chino, Hu Jintao, ha realizado cuatro giras africanas desde que asumió el cargo en 2003, más que las visitas realizadas conjuntamente por el ex presidente estadounidense George W. Bush y su sucesor Barack Obama.
Desde 1991, la primera visita al extranjero del ministro de Relaciones Exteriores chino ha sido, cada año, a Africa. En 2012, la primera visita del canciller Yang Jiechi al exterior también fue a países africanos, específicamente a Costa de Marfil, Níger y Namibia, del 2 al 7 de enero.
Sin embargo, algunos medios de prensa y entendidos han alegado que la relación de China con Africa no es más que una egoísta búsqueda de recursos. Algunos hasta califican la presencia china en Africa de neocolonialismo, pese al hecho de que los vínculos bilaterales son mutuamente beneficiosos y que Beijing concede igual importancia a todos sus socios africanos, sin tener en cuenta si son ricos o pobres en materia de recursos naturales.
La visita de Jia a Etiopía sirve como otro ejemplo al respecto, pues este país no es precisamente rico en recursos naturales.
Las acciones resuenan más que las palabras. En países como Angola, Nigeria, Etiopía y Sudán, China ha trabajado intensamente para facilitar la asistencia necesaria para su desarrollo, empleando sus propios recursos físicos e intelectuales.
China no solo ha completado numerosos proyectos de infraestructura vitales para esos países, sino que también ha preparado a decenas de miles de trabajadores de esas naciones para sostener su desarrollo integral.
Viejo condor
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El complejo de edificaciones de la moderna sede de la UA, construido con ayuda china, no constituye únicamente una nueva e importante señal en Addis Abeba, sino también la más reciente referencia de la larga amistad existente entre China y Africa.
Pese a la cambiante situación internacional y los actuales problemas financieros que vive el mundo, los vínculos China-Africa se mantienen firmes gracias a que ambas partes se ven, mutuamente, como cruciales para su propio desarrollo y prosperidad.
Un importante indicador de cuán relevante son el uno para el otro es el auge en la cooperación económica y comercial, actividad que se mantiene como pilar y principal fuerza conductora de las relaciones bilaterales generales.
Durante los primeros tres trimestres de 2011, el volumen comercial entre China y los países africanos ascendió a 122.200 millones de dólares estadounidenses, un incremento anual del 30 por ciento.
Mientras, las inversiones directas chinas no financieras en el referido continente registraron un aumento del 87 por ciento para alcanzar los 1.080 millones de dólares.
La creciente interdependencia entre China y Africa se refleja en la mutua necesidad de cada parte como mercado indispensable de la otra. Los productos y las tecnologías chinos cumplen con las demandas del desarrollo africano, en tanto el mercado chino da la bienvenida a los productos de ese continente.
Además, el rápido desarrollo de China, el país en vías de desarrollo más grande del planeta, proporciona una valiosa experiencia para Africa, el continente con el mayor número de países en vías de desarrollo.
Lo más significativo es que China no solo facilita el desarrollo de Africa, sino que también contribuye al fortalecimiento de la propia capacidad africana para el desarrollo mediante la ayuda a los países del continente en la construcción de infraestructuras vitales.
La próspera cooperación económica y comercial representa la profunda afinidad forjada por el respaldo y la confianza mutuos que data de muchos años, en los que ambas partes han respetado los intereses fundamentales de la otra.
Un ejemplo de esa afinidad es la adhesión por parte de casi la totalidad de las 53 naciones africanas a la política de una sola China.
Por la parte china, Beijing ha organizado numerosas visitas de alto nivel a Africa. El presidente chino, Hu Jintao, ha realizado cuatro giras africanas desde que asumió el cargo en 2003, más que las visitas realizadas conjuntamente por el ex presidente estadounidense George W. Bush y su sucesor Barack Obama.
Desde 1991, la primera visita al extranjero del ministro de Relaciones Exteriores chino ha sido, cada año, a Africa. En 2012, la primera visita del canciller Yang Jiechi al exterior también fue a países africanos, específicamente a Costa de Marfil, Níger y Namibia, del 2 al 7 de enero.
Sin embargo, algunos medios de prensa y entendidos han alegado que la relación de China con Africa no es más que una egoísta búsqueda de recursos. Algunos hasta califican la presencia china en Africa de neocolonialismo, pese al hecho de que los vínculos bilaterales son mutuamente beneficiosos y que Beijing concede igual importancia a todos sus socios africanos, sin tener en cuenta si son ricos o pobres en materia de recursos naturales.
La visita de Jia a Etiopía sirve como otro ejemplo al respecto, pues este país no es precisamente rico en recursos naturales.
Las acciones resuenan más que las palabras. En países como Angola, Nigeria, Etiopía y Sudán, China ha trabajado intensamente para facilitar la asistencia necesaria para su desarrollo, empleando sus propios recursos físicos e intelectuales.
China no solo ha completado numerosos proyectos de infraestructura vitales para esos países, sino que también ha preparado a decenas de miles de trabajadores de esas naciones para sostener su desarrollo integral.
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