El ministro ruso de Asuntos Exteriores, Serguei Lavrov
Al señalar que unos delegados del CNT ya visitaron Rusia, Lavrov declaró: “Hemos confirmado nuestra disposición a analizar cuestiones a nivel que haga falta y a proseguir nuestros contactos”.
Compañías rusas cumplían unos contratos ventajosos en Libia antes de estallar allí el conflicto político a comienzos de febrero del año en curso. Por ejemplo, la empresa Ferrocarriles de Rusia tenía que construir una vía férrea de alta velocidad entre las ciudades de Sirte y Bengasi, de 550 kilómetros de largo.
También estaban presentes en Libia las petroleras Gazprom Neft y Tatarneft. La empresa rusa de exportaciones militares Rosoboronexport había firmado contratos sobre el suministro de unas armas.
Una fuente del Kremlin comunicó el viernes pasado que las autoridades del país seguirán defendiendo los intereses de las compañías rusas ante los nuevos dirigentes de Libia.
A mediados de febrero del año en curso, en Libia estallaron protestas contra el régimen de Muamar Gadafi, que lleva más de 40 años en el poder. Las manifestaciones desembocaron en choques armados entre los rebeldes y las fuerzas gubernamentales, que causaron miles de víctimas mortales, según diversas fuentes.
Tras operaciones de combate de casi seis meses de duración, la oposición logró tomar bajo su control casi todo el territorio de Libia. En la tercera década de agosto sus unidades se apoderaron de la capital, Trípoli. El paradero del propio Gadafi se desconoce. Unos miembros de su familia se fugaron a Argelia.
El 27 de febrero, las fuerzas opositoras formaron en Bengasi –la capital rebelde en el este del país – el Consejo Nacional de Transición como el único organismo de poder legítimo. Unas 60 países, incluida Rusia, ya reconocieron al CNT.
Viejo Condor
RIA Novosti (SIC)
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