"Agatha" provocó el desborde del río Choluteca en Tegucigalpa, despertando los recuerdos del huracán Mitch.
Las autoridades guatemaltecas han advertido que los daños causados por la tormenta tropical Agatha en el país podrían superar a los provocados el huracán Mitch en 1998 o la tormenta tropical Stan, que azotó Centroamérica siete años después.
El primero dejó unos 834 muertos en el país, pero más de 19.000 en toda la región, la mayoría de ellos en Honduras y Nicaragua.
La tormenta tropical Stan, por su parte, se cobró oficialmente la vida de por lo menos 1.600 centroamericanos, aunque hay estimaciones que afirman que sólo en Guatemala el número de muertos superó los 2.000.
Ambos fenómenos naturales también causaron multimillonarias pérdidas materiales en toda la región. Y no son, ni por cerca, los únicos ejemplos de muerte y destrucción producidas por las lluvias en América Central.
¿Pero qué es lo que hace que, a casi doce años del huracán Mitch, todos los inviernos dejen como resultado un saldo mortal en Centroamérica?
"La principal razón es que las vulnerabilidades frente a los desastres naturales no han hecho sino crecer", le explicó a BBC Mundo Sálvano Briceño, director de la Estrategia Internacional para la Prevención de Desastres de Naciones Unidas.
"La población aumenta y se ubica en zonas de riesgo. Y no se da suficiente prioridad a los esfuerzos de prevención", añadió.
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Pobreza y vulnerabilidad
Las zonas de mayor riesgo incluyen, entre otras, las orillas de los ríos y las laderas de las montañas. Estas últimas cada vez están más expuestas a derrumbes y deslaves por causa de la deforestación.
Y los más expuestos a los desastres son los más pobres, que se ven obligados a asentarse ahí.
No en balde el último "Informe de evaluación global sobre la reducción del riesgo de desastres", publicado por Naciones Unidas y el Banco Mundial, destaca que las comunidades más desfavorecidas sufren una parte desproporcionada de las pérdidas.
Los hogares pobres también suelen tener una menor capacidad de respuesta, "puesto que carecen de capacidad para movilizar o acceder a los activos necesarios para paliar las pérdidas (…) y rara vez tienen cobertura mediante seguros o sistemas de protección social", afirma la investigación.
Tiene que ver con la escasez de recursos, pero no sólo. También se relaciona con las concepciones y las prioridades políticas
Sálvano Briceño, Estrategia Internacional para la Prevención de Desastres
Esto se traduce en situaciones como las recientemente reportadas por el corresponsal de BBC Mundo, Eric Lemus, luego del paso de la tormenta tropical Agatha por El Salvador.
"En zonas de alto riesgo como las faldas del volcán San Salvador, en la capital, la población rechaza ser evacuada por miedo a vandalismo o el saqueo de sus casas", contó Lemus.
El problema de Centroamérica se agrava porque lo que ocurre en familias y comunidades también se reproduce a nivel nacional: el informe también reconoce que a los países más pobres les cuesta más hacer frente a las consecuencias de su propia vulnerabilidad.
No sólo dinero
Briceño comentó que, desde el trágico paso del huracán Mitch hasta la fecha, los gobiernos de América Central "han hecho bastante" para tratar de limitar el impacto negativo de este tipo de fenómenos naturales.
Y puntualizó que el problema, simplemente, es que los esfuerzos no son suficientes.
El funcionario de Naciones Unidas aclaró, sin embargo, que no se trata únicamente de la falta de dinero.
"Tiene que ver con la escasez de recursos, pero no sólo. También se relaciona con las concepciones y las prioridades políticas", explicó.
"Por ejemplo, se tiende a priorizar la respuesta a las emergencias más que la reducción de riesgos. No se invierte lo suficiente en temas como el ordenamiento territorial o el manejo de los ecosistemas".
Una mayor inversión en los denominados "sistemas de alerta temprana" también podría reducir grandemente el número de víctimas, según briceño.
El informe de Naciones Unidas, por ejemplo, destaca el ejemplo de países de escasos recursos como Cuba y Bangladesh, que han logrado reducir dramáticamente el número de muertos por desastres naturales gracias al buen funcionamiento de estos dispositivos y otros esfuerzos en materia de prevención.
Los expertos creen que, mientras no se den todos esos pasos, la estación lluviosa y en particular la temporada de huracanes seguirán dejando tras de sí un saldo de muerte y destrucción.
Y este año la temporada apenas está comenzando: Agatha es apenas la primera tormenta tropical en azotar la región.
Viejo Condor
BBC Mundo (SIC)
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