La temporada de las mayores cumbres internacionales empieza en Canadá el 25 de junio, con el G-8 en el balneario de Deerhurst, en las cercanías del pueblo Huntsville, hasta el día 26 , y posteriormente la cumbre del G-20 que arrancará en Toronto hasta el 27 de junio.
Las fechas de las conferencias del G-8 y del G-20 coinciden desde 2008. Es evidente que no sólo las naciones del G-8 sino todas las mayores economías mundiales deben resolver problemas de la crisis financiera global. Pero los líderes presentes en la mesa de las negociaciones propondrán soluciones absolutamente diferentes.
Se prevé reformular el papel y las responsabilidades de ambas cumbres globales en las que hasta ahora se aprueban decisiones no vinculantes e incluso y compromisos que en raras ocasiones se cumplen. Moscú y Washington ya han discutido esta situación evidentemente anómala.
Según varias fuentes rusas, la vida útil del G-8 todavía no ha expirado, a pesar de las numerosas declaraciones que afirman lo contrario. En la antesala de las cumbres, los diplomáticos rusos de alto rango en EEUU dijeron que el G-8 todavía puede abordar cuestiones políticas regionales y globales, así como problemas de cooperación en el ámbito de salud pública y liquidación de las consecuencias de catástrofes naturales.
Hace poco, el presidente estadounidense, Barack Obama, dijo que los problemas de la economía global sólo se centrarán en la agenda de las cumbres del G-20 en breve. Cree que un período de transición es inevitable pero el G-20 está destinado a convertirse en una estructura económica del futuro.
Así las cosas, Moscú y Washington coinciden en mayor o menor medida que el G-8 debe convertirse en un foro político. El tiempo lo dirá.
Las agendas de las cumbres demuestran que el citado período de transición comienza en Canadá. La cumbre del G-8 estará dedicado primeramente a la política global, incluido Afganistán, Irán, el programa nuclear de Corea del Norte, piratería, salud pública, medio ambiente y terrorismo.
Y el foro del G-20 abarcará problemas económicos globales que son los más urgentes para la comunidad internacional.
Las cumbres en Canadá se pueden comparar con un concilio médico, cuando los doctores de varias especialidades hacen un sólo diagnóstico pero ofrecen terapias absolutamente diferentes.
Los países de Europa, en general, y de la eurozona, en particular, llegarán a Canadá con sus propias recetas que no gustan a EEUU pero ya fueron prescritas a las economías, bancos y sistemas monetarios europeos.
Se trata del régimen severo de austeridad, un recorte drástico de gastos presupuestarios casi en todos los países de la UE con el fin de reducir su déficit presupuestario, la imposición de impuestos a las transacciones bancarias para crear una "almohada de seguridad" de los recursos ahorrados para sobrevivir en caso de que un banco resulte insolvente a raíz de las crisis financieras en EEUU.
Europa planea imponer una regulación estricta sobre varias operaciones bancarias (derivados, fondos de alto riesgo), la congelación de salarios, etc. Todas las citadas medidas ya fueron probadas durante la última cumbre de la UE celebrada en Bruselas el pasado 17 de junio.
Barack Obama hizo un intento de apelar a la conciencia económica de la UE. Advirtió que un drástico recorte del gasto público puede poner en peligro la recuperación económica.
El pasado 16 de junio, el presidente estadounidense envió una carta especial a todos los líderes de la UE. Según Obama, mientras que sea posible justificar la aplicación de las medidas draconianas de austeridad en Grecia y España (los países más afectadas por la crisis financiera), la reducción del déficit presupuestario con recortes salariales y aumento de los impuestos en Alemania, Francia y Gran Bretaña indudablemente tendrán un efecto negativo para la recuperación económica en Europa, es decir, conllevarán una contracción de la demanda interna y la ralentización del crecimiento económico.
Pero el presidente en ejercicio de la UE, Herman van Rompuy, advirtió recientemente que si el G-20 rechaza seguir la estrategia de Europa, Europa sola llevará adelante su línea. Este escenario es muy probable.
La comunidad europea duda y recela de la sinceridad de EEUU cuando este país acusa a Bruselas de frenar la recuperación económica con un régimen de austeridad. Washington no debería forjar ilusiones por hacer el mercado europeo conveniente para los productos y servicios estadounidenses.
"No dejaremos a EEUU exportar sus deudas a Europa", llenar el mercado europeo con sus mercancías y recuperarse de la crisis creada por los propios estadounidenses a costa de consumidores de la UE, dijo un experto europeo.
A juzgar por todo, la cumbre a celebrarse en Toronto se dividirá en múltiples estratos. Rusia, China y la India no apoyan los impuestos a las operaciones bancarias propuestos por la UE. Los bancos rusos se han visto poco afectados por la crisis financiera y sería irracional introducir impuestos adicionales para este sector en Rusia.
Además, tales medidas pasarían a ser un obstáculo para el gobierno ruso que busca el objetivo de convertir Moscú en un centro financiero global. ¿Qué bancos desearán abrir sus filiales en un país con impuestos adicionales? Pekín y Nueva Delhi mantienen posturas iguales.
A partir de lo anterior surge una pregunta: ¿es posible la fuga de capitales de los países con impuestos a las operaciones bancarias a los países exentos de tales impuestos? Recordemos que casi todos los países de la eurozona (Alemania, Francia, Gran Bretaña, España y Países Bajos) ya han introducido o prevén introducir estos impuestos.
Una parte del capital especulativo seguramente se escapará de Europa. Sin embargo, la depreciación y un posible colapso del euro en caso de no aplicar las medidas anunciadas podrían conllevar las consecuencias mucho más graves, posiblemente catastróficas.
Parece que las cumbres del G-8 y G-20 en Canadá suscitarán acalorados debates.
Viejo Condor
RIA Novosti (SIC)
Andrei Fediashin,
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI
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