Lo que mata la flora y la fauna en el Golfo de México actualmente es metano, consideró el científico Alexéi Knízhnikov que dirige programas de la política ecológica del complejo de combustible y energía de la filial de la Fundación Mundial para la Naturaleza (WWF) en Rusia. Así confirmó la también opinión del oceanógrafo estadounidense de la Universidad A&M de Texas, John Kessler, sobre el posible efecto pernicioso de ese gas natural, que se escapa junto al petróleo del pozo damnificado de BP.
“Los científicos estadounidenses tocaron el problema ecológico muy importante: al saber del descenso del oxígeno disuelto en el agua por el derrame de volúmenes enormes del metano del pozo siniestrado, el cual lleva a lo que llamamos los fenómenos mortificantes. Tales efectos llevan a menudo a la pérdida masiva de los peces y otros organismos marítimos, y hemos monitoreado muchísimos ejemplos de esa índole, por ejemplo, en el Mar Caspio. Así, podemos constatar, por desgracia, que el tamaño del desastre ecológico se incrementa", dijo Knízhnikov.
Conforme a Kessler, el crudo que sale del fondo del Golfo, contiene aproximadamente un 40% de metano en comparación con el 5% en el crudo de los yacimientos ordinarios, es decir, terrestres. Eso significa, reitera el científico ruso, que la cantidad enorme de metano está dispersa por las aguas del Golfo, forma las llamadas 'zonas muertas', en las que falta la cantidad de oxígeno necesaria para que los organismos existentes sobrevivan. En primer término debemos considerar lo que ocurre estos días y semanas cerca de las costas de EE. UU. como “la más fuerte erupción de metano en la historia moderna de la humanidad”.
El metano es una sustancia inflamable, incolora, también sin olor, que es el componente básico del gas natural que se usa en la industria y la vida cotidiana, por ejemplo, para la calefacción. Según ciertos informes astrofísicos, además puede sostener unas formas de vida en Titán u otros planetas. Pero aquí, en la Tierra y en las profundidades del Océano, únicamente mata.
En otras palabras, el impacto perjudicial del derrame debe evaluarse no en volúmenes de crudo vertido, sino en los del gas asfixiante, que es capaz de eliminar todo lo que mantiene vida. Es la postura que compartieron los mayores expertos en el tema oceanográfico de Texas y de Moscú.
Viejo Condor
RT.net (SIC)
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