La visión del presidente Barack Obama de un mundo sin armas nucleares, y el reciente acuerdo que ha firmado con Rusia destinado a recortar los arsenales nucleares de ambos países, realza su liderazgo moral y político. Ahora bien, ¿de qué manera su campaña contra la proliferación nuclear afectará a Israel, ampliamente reconocido como el sexto Estado nuclear del mundo, y hasta el momento el único en Oriente Medio?
El reciente llamamiento de la subsecretaria de Estado norteamericana, Rose Gottemoeller, para que Israel se sumara al Tratado de No Proliferación nuclear (TNP), lo que le exigiría declarar y renunciar a su arsenal nuclear, ha incitado temores de que el paraguas diplomático de Estados Unidos sobre el estatus nuclear de Israel se cierre. De ahora en adelante, piensan los israelíes, Estados Unidos tratará a todos los Estados de la misma manera en materia de armas nucleares. A Israel le preocupa especialmente que Obama pueda querer abordar la ambición nuclear de Irán equiparándola con el estatus nuclear de Israel. Las bases intelectuales de la nueva actitud norteamericana fueron trazadas en un famoso artículo de Henry Kissinger, Sam Nunn, George Schultz y William Perry titulado Hacia un mundo libre de armas nucleares.
Al instar a las potencias nucleares del mundo a predicar con el ejemplo y reducir drásticamente sus arsenales nucleares, el artículo también fue un llamamiento a la igualdad entre las naciones en el terreno nuclear.
Bruce Riedel, que hasta hace poco encabezaba la revisión de la estrategia de la Administración Obama para Afganistán y Pakistán, y que de ninguna manera es hostil a las relaciones únicas de Estados Unidos con Israel, ha sido explícito sobre este tema. "Si se habla de verdad en serio sobre un acuerdo con Irán, Israel tiene que salir del armario. Una política basada en la ficción y en la doble moral tarde o temprano fracasará. Lo raro es que haya durado tanto tiempo".
Sin embargo, fue una declaración reciente ante el Congreso del secretario de Defensa, Robert Gates, lo que sorprendió a los israelíes. Gates aseguró entender el deseo de Irán de adquirir armas nucleares porque, como dijo, los iraníes están rodeados de potencias nucleares como Pakistán, India, Rusia e Israel.
Israel seguramente luchará contra esta nueva doctrina norteamericana que está surgiendo y que lo pone al mismo nivel que Irán, o incluso que India y Pakistán. El contexto político importa, dirán los israelíes. Irán no sólo ha desarrollado sus capacidades nucleares aun siendo parte del TNP, señalarán, sino que también incluye la destrucción de Israel en un lugar preferente en su agenda.
La disuasión nuclear de Israel es su máxima defensa contra una amenaza existencial. La igualdad nuclear generalizada, al final, no puede más que impulsar las pretensiones nucleares de Irán.
India y Pakistán, a diferencia de Israel, que se ha comprometido con una estrategia de opacidad nuclear, se consideran a sí mismos Estados nucleares y quieren que el mundo acepte esta condición.
Es más, Israel nunca ha probado un arma nuclear y sin lugar a dudas ha aceptado todas las directivas del Grupo de Proveedores Nucleares (GPN), que intentan detener la proliferación a través del control de las exportaciones nucleares.
siguienteIsrael espera que la Administración Obama no sólo se dé cuenta del contexto único de su condición nuclear ambigua, sino que también reconozca que no puede apresurarse a tranquilizar a sus vecinos y al resto del mundo respeto de su programa nuclear a menos que el contexto político de Oriente Medio cambie de una manera radicalmente positiva. Aquí, un cambio en el patrón de comportamiento de Irán hacia Israel es un prerrequisito absoluto.
El potencial para la exportación de material y know-how nuclear por parte de países como Pakistán -y tal vez Irán algún día- también es motivo de preocupación para Israel. De hecho, Israel insiste en que, después de todo, fue Irán, y no las supuestas capacidades nucleares de Israel, el que desató la actual carrera de armas nucleares en Oriente Medio.
Ahora bien, al igual que con la cuestión de los asentamientos en Cisjordania, la administración Obama parece estar alejándose definitivamente de un respaldo automático de los acuerdos de Israel con las administraciones norteamericanas previas. Una revisión de la política de Estados Unidos hacia la condición nuclear de Israel de ninguna manera puede descartarse. La declaración de Gottemoeller, así como el reconocimiento explícito por parte de Gates de la condición nuclear de Israel, deberían interpretarse dentro del contexto de la agenda de desarme más amplia de la administración Obama.
La política de ambigüedad nuclear de Israel se ha mantenido prácticamente sin cambios durante casi 50 años, ni siquiera dentro del propio Israel, donde la cuestión ha sido un tabú sagrado.
Pero el contexto internacional cambiante, la amenaza de una proliferación nuclear descontrolada en Oriente Medio y las nuevas políticas que se están elaborando en Estados Unidos podrían ser buenas razones para que Israel considerara revisar su doctrina nuclear.
Después de todo, la estrategia actual en realidad no ha funcionado ni como elemento disuasivo contra ataques convencionales (que persistieron a lo largo de los años en que Israel supuestamente desarrolló su arsenal nuclear) ni como advertencia frente a los rivales (como el caso de Irán) para que no desarrollasen un arma nuclear.
La política oficial de Israel es la de un Oriente Próximo Libre de Armas de Destrucción Masiva. Al abandonar la ambigüedad y sacar su propia bomba del "sótano", Israel podría afirmar su disuasión nuclear de manera más convincente y, más importante aún, profundizar un debate serio sobre la urgencia de una zona libre de armas nucleares en Oriente Medio.
Viejo Condor
El País Com.Internacional (SIC)
Shlomo Ben Ami, ex ministro de Relaciones Exteriores israelí
, es vicepresidente del Centro Internacional Toledo para la Paz
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