El pasado fin de semana ocurrieron acontecimientos importantes en la Península de Corea. El sábado, el ex presidente surcoreano Roh Moo-hyun, promotor de la reconciliación entre las dos Coreas optó por el suicidio, y el lunes, tras expresar sus condolencias por la muerte del político, el gobierno de Corea del Norte anunció la exitosa prueba de un artefacto nuclear.
Según el comunicado difundido por la Agencia Telegráfica Central de Corea del Norte, esa prueba nuclear, la segunda que realiza desde 2006, "supone un aporte para la defensa de la soberanía del país, la población norcoreana, el socialismo, el mantenimiento de la paz y la seguridad en la Península de Corea y las regiones vecinas".
Como otros países, Rusia expresó su desacuerdo a la declaración hecha por el gobierno norcoreano. El ministro ruso de Asuntos Exteriores, Serguei Lavrov, expresó la preocupación de su país por la noticia de la prueba nuclear, y subrayó la necesidad de efectuar una "comprobación con elementos de control técnico".
La reacción del presidente de Estados Unidos, Barack Obama fue más categórica, al calificar lo ocurrido de "provocación", y subrayar que "la actitud de Corea del Norte aumenta la tensión y disminuye la estabilidad en el Norte y el Oriente de Asia".
El problema nuclear en la Península de Corea lo intentaron solucionar en agosto de 2003 diplomáticos de alto rango de Rusia, EEUU, China, Japón y las dos Coreas (formato a seis bandas).
Entre otras cosas, cuando comenzaron esas negociaciones, Pyongyang todavía no tenía armas nucleares. Estas aparecieron y fueron experimentadas tres años después, cuando las conversaciones a seis bandas entraron en una fase de deterioro, porque la parte estadounidense, sencillamente no quiso continuar las conversaciones con los norcoreanos.
Recientemente, ese proceso negociador de nuevo sufrió un retroceso considerable. En esta ocasión, las negociaciones a "seis bandas" quedaron atascadas debido a que Japón rehusó a cumplir sus compromisos sobre suministro de combustible a Corea del Norte debido a problemas bilaterales que no tenían ninguna relación con el asunto nuclear.
Además, EEUU no pudo acordar con Pyongyang los mecanismos para comprobar la veracidad de un informe de 18.000 páginas elaborado por las autoridades de Pyongyang sobre el programa nuclear norcoreano.
Como consecuencia de todo lo anterior, Corea del Norte el pasado mes de abril efectuó el lanzamiento de un cohete de tres fases declarando que con ayuda de ese portador, había puesto en orbita un satélite de comunicaciones.
Con era de esperar, el Consejo de Seguridad de la ONU condenó el lanzamiento del cohete, aumentando la irritación de los norcoreanos, que decidieron reanudar su programa nuclear.
Y de esta forma, la situación continuará indefinidamente hasta que no se solucione el problema principal entre EEUU y Corea del Norte que hasta el momento, no están en guerra, pero tampoco han concertado la paz.
Lo que pasa es que tras concluir la guerra de Corea entre 1950-1953, ambos países sólo firmaron una tregua, y aunque desde hace tiempo Corea del Norte solicita que ese documento sea sustituido por un acuerdo de paz, con la consiguiente normalización de las relaciones bilaterales. Hasta el momento, Washington rehúsa de forma categórica, incluso la propuesta de discutir semejante perspectiva.
En conclusión, las relaciones entre Corea del Norte y EEUU evolucionan de acuerdo a un guión previamente establecido.
Para obligar a EEUU a conversar con Corea del Norte, los norcoreanos se ven en la obligación de acudir a amenazas o ejecutar acciones que sólo complican aún más la situación y después, en el pico de la tensión, la comunidad internacional debe buscar salidas para neutralizar o minimizar sus efectos.
¿Y, por qué es tan complicado el asunto?
Lo que pasa es que en cada situación, cada uno de los gobiernos, en este caso Corea del Norte y EEUU, antes que todo intenta defender su propia imagen.
Corea del Norte intenta demostrar que no está dispuesta a que nadie ni nada la obligue a permanecer de rodillas.
Por su parte, la nueva administración de EEUU posiblemente quiera entablar el diálogo con Corea del Norte, pero en primer lugar el nuevo equipo de diplomáticos apenas se está estructurando, y en segundo, en condiciones cuando Corea del Norte reanudó su programa nuclear es muy problemático aceptar un inicio de los contactos.
Para que esos contactos puedan realizarse debe de haber un motivo que permita a cada uno de los países salvar la cara.
Y ese motivo ya apareció. La prueba nuclear, que al tener una potencia considerable (hasta 20 kilotones como afirma algunos expertos) ya puede servir de fundamento para considerar a Corea del Norte como país poseedor de armas nucleares.
En las actuales condiciones, EEUU puede optar por iniciar conversaciones bilaterales con Corea del Norte, sobre todo si el "sexteto" no demuestra capacidad para promover el diálogo. Si esto último tiene lugar, surgirá una situación extrema que obligará a EEUU con más urgencia que antes a entablar las conversaciones con Pyongyang.
Entre más pronto esto ocurra, menores serán las amenazas que puedan partir de Corea del Norte.
Viejo Condor
RIA Novosti (SIC)
Ivan Zajarchenko
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