El pillaje de los piratas en las costas del oriente de África ha adquirido una dimensión y repercusiones nunca vistas.
En poder de los corsarios somalíes cayó el superpetrolero saudí Sirius Star con un cargamento de petróleo valorado en 100 millones de dólares con destino a Estados Unidos.
El secuestro, que ha causado una gran resonancia en todo el mundo, es alucinante desde muchos puntos de vista.
En primer lugar hay que destacar la carga, hasta ahora, un botín de esas dimensiones y valor todavía no había caído en manos de los bandidos.
En segundo lugar, sorprende la zona donde ocurrió el asalto, el petrolero fue capturado en mar abierto a 430 millas al sureste del puerto keniano de Mombasa, una distancia muy apartada de las costas de Somalia, la zona donde con más frecuencia atacan los piratas.
Una tercera particularidad que salta a la vista, supone las dimensiones del barco secuestrado. Con longitud de 332 metros, 22 metros de calado y un desplazamiento de más de 300.000 toneladas, el Sirius Star es más grande que los portaviones nucleares, cuesta creer que un buque tan enorme pueda convertirse en pieza de cacería para piratas.
Finalmente, reviste especial interés el destino del petrolero, EEUU. El secuestro del petrolero ocasionará pérdidas directas y concretas a ese país, poseedor de la Marina de guerra más poderosa del mundo.
Algunas fuentes competentes aseguran que el ataque al Sirius Star no puede catalogarse de un golpe tradicional de los piratas somalíes con lanchas de motor y fusiles automáticos.
No es posible apartarse y navegar en mar abierto a 430 millas de la costa con lanchas de motor y teniendo en cuenta el oleaje no es fácil alcanzar la cubierta del buque que se levanta a una altura considerable.
Por consiguiente, se puede suponer que para el secuestro del petrolero se utilizaron buques nodrizas de entre 20-25 toneladas en capacidad de desarrollar velocidades de entre 13 y 15 nudos con radar para rastrear objetivos en grandes extensiones. Es posible que ese tipo de embarcaciones pertenezca a agrupaciones de piratas que cuentan con los suficientes recursos financieros y tecnológicos para este tipo de ataques.
La ampliación de la zona de actividad de los piratas en al Cuerno de África confirma la tesis de que las operaciones de vigilancia y custodia cerca de las costas de Somalia no tienen efecto.
Está claro que al ver el peligro creciente en la zona del Golfo de Adén, donde pronto no habrá sitio para navegar por los buques militares de muchos países, los corsarios se trasladarán a otra región del litoral africano menos controlada.
Ampliar las operaciones de vigilancia y custodia de buques mercantes 500 millas a lo largo del litoral oriental africano en las actuales condiciones supone una empresa imposible y los piratas lo saben bien.
Hasta el momento, no se ha decidido el destino de la tripulación internacional del Sirius Star (25 personas) que lo más probable, sean puestos en libertad si es que los piratas deciden apropiarse de parte del crudo.
O se paguen los 25 millones de dólares que exigen los piratas teniendo en cuenta la carga y la procedencia de los tripulantes que está integrada por ciudadanos de Inglaterra y Arabia Saudita.
En el presente caso, tampoco no se puede descartar que las fuerzas especiales británicas (SAS) emprendan una operación militar para liberar los rehenes y el buque en cooperación con tropas análogas estadounidenses.
En general, el secuestro del Sirius Star plantea la necesidad de combatir la piratería mediante medidas encaminadas a eliminar sus causas, antes que todo, la inestabilidad política y la miseria en Somalia.
Sin la solución de estos problemas los ataques piratas van a continuar y los daños ocasionados cada vez serán mayores como lo demostró la captura del petrolero.
Queda esperar que la experiencia de los piratas somalíes no sea imitada por terroristas.
Viejo Condor
RIA Novosti (SIC)
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