Periódicamente, los medios de comunicación globalizados eligen un tema para desinformar y amedrentar a la opinión pública con el propósito de desviar su atención de algo concreto que realmente constituye un problema para los globalizadores "iluminados" y sus planes de hegemonía.. Actualmente la atención de la prensa mundial está centrada en la "sorpresiva" expansión del Estado Islámico (EI o EIIS- Estado Islámico de Irak y Siria o EIIL- Estado Islámico de Irak y Levante o Daesh) en el Medio Oriente y su supuesta proyección hacia la creación del Califato Islámico en el mundo. Sin embargo, fue la presidenta de Argentina Cristina Fernández quien con simples palabras explicó la procedencia de las periódicas amenazas de Daesh contra su persona. Ella dijo que es por la "política que choca con nuestros objetivos". Aclaró que "si algo me pasa a mí, no miren al Oriente sino al Occidente".
Cristina Fernández aclaró públicamente lo que la prensa alternativa está tratando de explicar desde hace dos años. Detrás del Estado Islámico están los Estados Unidos, la Unión Europea (UE), su brazo armado la OTAN y su socio incondicional Israel. Australia también está participando activamente junto con Turquía y Jordania en el entrenamiento y el equipamiento de los yihadistas. Arabia Saudí junto con Catar cumplen la función del banquero del Estado Islámico y su impulsor ideológico — religioso. Sin la ayuda de estos socios y mentores, el Estado Islámico jamás hubiera podido expandirse en la región y poder controlar casi un 50 por ciento del territorio de Siria y un 10 por ciento en Irak, incluyendo importantes campos de petróleo y gas. Los ocho millones de desplazados sirios, 500 mil iraquíes y decenas de miles de muertos, en la mayoría niños, mujeres y ancianos, es el resultado del avance del EI en la región.
Mientras todo esto está sucediendo, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas sólo está expresando su preocupación sin tomar ninguna medida disuasoria en el terreno. A la vez, cada semana durante los últimos ocho meses Estados Unidos y sus aliados han estado realizando cerca de 50 ataques aéreos lanzando bombas y disparando misiles supuestamente contra las posiciones del EI en Siria e Irak sin afectar seriamente a esta organización. Sus víctimas en la mayoría de los casos son ciudadanos inocentes. También las bombas y misiles norteamericanos están destruyendo las refinerías del gobierno y los depósitos de granos sin afectar la infraestructura en manos del Estado Islámico. Precisamente en este período de tiempo, el territorio bajo el control del EI creció doble. Resulta inclusive que EEUU y Turquía, según el periódico de la comunidad militar norteamericana "Stars and Stripes", "están dando la protección aérea y 500 millones de dólares a los rebeldes sirios "moderados" que están luchando contra el régimen sirio de Bashar Asad y contra el Estado Islámico.
Todo esto constituye una completa contradicción porque precisamente Jordania, Turquía, Catar y Arabia Saudí estaban comprometidos con Norteamérica desde el 2012 a entrenar 5.000 combatientes del EI al año a los que llamaban "rebeldes moderados". Washington tomó esta decisión frente a la incapacidad de otros grupos armados de oposición siria preparados bajo sus instrucciones y las de Israel, como el Ejército de Liberación de Siria (FSA) y sus 31 facciones, Dawud, Harakat, el Frente Islámico, Hazm, Frente Revolucionario Sirio etc. de poner fin al régimen de Asad. Resulta inclusive, según la prestigiosa revista estadounidense, Foreign Policy, "los combatientes del EIIS apoyan sorprendentemente democracia".
La reciente destrucción de la joya de la era de "Ruta de Seda", la milenaria ciudad Palmira y el degollamiento de 400 de sus habitantes, entre ellos 68 mujeres y niños, es una muestra fehaciente de una cruel y bárbara interpretación de la democracia por los yihadistas que tratan de barrer a su paso todos los vestigios de las culturas ancestrales en el Medio Oriente. Su consigna coincide plenamente con la del departamento de Estado norteamericano: "el orden viene del caos" lo que en otras palabras podría ser interpretado como la "destrucción creativa del medio Oriente" con el propósito de promover los principales intereses norteamericanos que están orientados al petróleo y a la protección de Israel. Terrorismo en este contexto es un método de asegurarlos.
Actualmente al-Qaeda cedió su poder al EI y el grupo Jabhat al-Nusra es inferior en su capacidad combativa al Daesh (EI). Sin embargo, en la reciente reunión de los líderes del Consejo de Cooperación del Golfo Pérsico (GCC al que pertenecen Bahrain, Kuwait, Catar, Saudi Arabia y los Emiratos Árabes Unidos) con Barack Obama en el Camp David se omitió sorpresivamente hablar del Estado Islámico. Los reunidos trataron varios temas, entre ellos el problema nuclear de Irán, el terrorismo en la región, situación en Siria, Irak, Yemen, Libia, Líbano y Palestina. Tomaron la decisión de dejar de apoyar financieramente a al-Nusra y cortar su abastecimiento de armas pero afirmaron su voluntad de sacar del poder al presidente sirio Asad.
El Estado Islámico en este contexto está cumpliendo el rol asignado por Washington. Por eso no es de extrañar que sus combatientes heridos estén siendo tratados en varios hospitales de Israel. Inclusive fue construido un hospital secreto en las Alturas de Golán para este propósito. En octubre del año pasado el Canal 2 de la televisión israelí informó sobre los 449 combatientes del EI recibiendo el tratamiento en el Hospital Naharia. Posteriormente el comentarista del Canal 2, Ehud Yari habló de 1.400 rebeldes sirios tratados en los centros médicos de Israel. En febrero del 2014, el primer ministro Benjamin Netanyahu fue agradecido por los representantes de los rebeldes sirios en Israel por su visita y su apoyo a los heridos del Estado Islámico.
De la idea de formación un califato en el Medio Oriente aliado de EEUU ya se hablaba en Norteamérica en el 2010. La verdad es que el califato sobre el cual están supuestamente hablando el líder del EIIS, Abu Bakr al-Bagdadi y los medios de comunicación globalizados es más ficción que una realidad. Las supuestas provincias del califato que tiene el Estado Islámico en Nigeria, Argelia, Libia, Egipto, Yemen, Siria, Irak, Jordania y quién sabe dónde más, son extensiones que temporalmente están en el poder de los yihadistas del EI y su duración dependerá del cumplimiento de determinados propósitos geoeconómicos de Washington. Estados Unidos no está interesado en crear un estado poderoso en la región sino desestabilizarla de acuerdo a sus planes. Tan pronto lo logre trataría de expandir "el caos" vía nuevos o reciclados viejos yihadistas en las ex repúblicas socialistas de Asia Central, Cáucaso, en Cachemira de India y en la región china Xinjiang.
Como escribió hace poco en el periódico La Jornada el analista mexicano Alfredo Jalife-Rahman, el Califato Islámico "podría ser el Cuartel Mundial del Occidente".
Viejo Condor
Sputnik Mundo (SIC)
Vicki Pelaez
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE SPUTNIK
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