Este lunes Rusia inició una inspección sorpresa en las tropas del Distrito Militar Oeste, la Flota del Norte y las Fuerzas Aerotransportadas con la participación de 80.000 soldados, 3.360 vehículos de diverso tipo, 41 buques, 15 submarinos y 220 aeronaves que efectúan maniobras en el Ártico.
En los últimos años semejantes ejercicios se han convertido en una cosa habitual. Sin embargo, si consideramos la concentración de las tropas de la OTAN en nuestras fronteras y la explosiva situación en Ucrania, así como la situación política en el mundo y en el continente europeo quedará claro que los ejercicios tienen evidentes objetivos políticos. Rusia pretende demostrar su poder militar y preparación para reaccionar ante posibles amenazas.
Esas amenazan se presentan actualmente cada día más reales. Según varias fuentes diplomáticas entrevistadas por el diario, en la Casa Blanca, en el Departamento del Estado y en el Senado lamentan abiertamente que no "dieran la puntilla" a Rusia en los 90.
En realidad, en aquella época EEUU ha estado más cerca que nunca de la oportunidad de acabar con el poderío militar ruso. Entre 1991 y 2012 Washington ha gastado casi 9.000 millones de dólares para el programa de destrucción de armas heredadas por Rusia de la Unión Soviética.
Como resultado, en la situación actual Rusia se ve obligada a restablecer su potencial defensivo. Para ese fin el Gobierno ruso prevé distinguir unos 20.000 billones de rublos hasta 2020.
En 2015, Rusia planea asignar a defensa 3,3 billones de rublos (unos $61.000 millones) o el 4,2% del PIB, lo que convierte su presupuesto militar en uno de los mayores del mundo.
Sputnik Mundo (SIC)
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