El futuro de las exploraciones espaciales está asociado con la Luna y la creación de bases lunares habitables. Así opina el director de uno de los más prestigiosos centros científicos de la compañía rusa Roscosmos, Guennadi Rikunov.
Según sus estimaciones, el potencial de la Estación Espacial
Internacional (EEI) está en gran parte agotado, por lo que es el momento
oportuno para mirar hacia el futuro planteando metas más ambiciosas.
La EEI apenas si tiene espacio para alojar todos los equipos
necesarios para llevar a cabo la enorme cantidad de experimentos programados.
Falta energía eléctrica. Guennadi Rikunov, quien dirige el instituto científico
TSNIImash, especializado en el diseño conceptual de programas espaciales,
advierte que a partir de 2020 los científicos tendrán que abandonar poco a poco
la EEI, centrándose principalmente en los proyectos lunares. El satélite natural
de la Tierra no tiene límite de espacio. Allí cabrían un radar de radio y
cualquier cantidad de equipos científicos de gran tamaño. Las bases lunares
servirían para acumular experiencias antes de ir a colonizar otros planetas. Si
logramos derretir el hielo lunar, podremos descomponer el agua en hidrógeno y
oxígeno para utilizarlos como combustible de motores de cohetes, sostiene el
científico.
Pero no todos los expertos están de acuerdo. La historia de las
exploraciones espaciales es muy corta: apenas medio siglo. Permaneciendo en
órbita por otros treinta años, la EEI igual seguirá haciendo descubrimientos
importantes. El formal avance desde la órbita circunterrestre a la Luna solo
devolvería a Rusia a la época de los Apolos estadounidenses de hace cuarenta
años, opina el miembro correspondiente de la Academia Nacional de Cosmonáutica,
Yuri Karash:
—No nos engañemos pensando que la
construcción de bases lunares supone la creación de equipos tecnológicos
distintos a los que usaron los Apolos. Les recuerdo que el Apollo 17 pasó tres
días en la superficie lunar. Este mes se cumplen cuarenta años desde que
abandonó la Luna poniendo fin al programa Apolo. Con tres días ya es una especie
de base lunar. Los astronautas rusos pueden permanecer allí diez o veinte días,
pero la diferencia sería cuantitativa, y no cualitativa.
Cabe decir que EEUU tenía la intención de volver a la Luna, pero
renunció a este proyecto bajo la presidencia de Barack Obama, debido a un cambio
de prioridades: ahora la tarea es visitar un esteroide para mediados de los años
veinte. Un portavoz de la NASA, John Charles, aclaró a La Voz de Rusia
las razones de esta nueva opción:
—Por alguna razón, optamos por no volver a la
Luna. Sin ir a la Luna y antes de poder viajar a Marte, la visita a un asteroide
no pareció lo óptimo. Si viajamos a la Luna hoy día, todo sería más o menos
igual que en 1969.
Por otro lado, la misión a un asteroide es casi lo mimo peligrosa
que una expedición a Marte. En los meses de vuelo, la tripulación recibiría
prácticamente la misma dosis perniciosa de radiación, explica el director del
Instituto de Estudios Espaciales, Lev Zelioni. La Luna es una opción mucho más
adecuada, según el científico:
—En la Luna se podría hacer un refugio
subterráneo a una profundidad de un metro y medio a dos metros, en el que los
astronautas podrían quedarse, saliendo a la superficie de vez en cuando. Allí
hay material para hacer la protección. En cambio, en un asteroide no tenemos muy
claro cómo protegerlos de la radiación. Un viaje a la Luna puede durar dos o
tres días. Allí hay interesantes fenómenos físicos. De repente hay también
formas orgánicas traídas por cometas. El hombre tiene cosas que hacer en la
Luna.
Los astronautas no tendrían por qué quedarse todo el tiempo en la
base lunar, exponiéndose a excesivas dosis de radiación. Bien podrían encargarse
del control y mantenimiento de los equipos científicos, en régimen de turnos,
opina Lev Zelioni. Y en cuanto a los asteroides, la mejor forma para estudiarlos
es a través de ingenios automáticos y no arriesgando las vidas de
astronautas.
Tanto Rusia como EEUU ya han escogido sus prioridades en la
exploración del espacio más allá de la órbita circunterrestre. Cada país buscará
su propia argumentación para convencer a los escépticos. En algún momento, las
discusiones van a terminar, porque el objetivo de todas las potencias espaciales
es el mismo: alcanzar Marte para mediados de este siglo. Esta misión es
demasiado complicada para un solo país. Así que lo más probable es que la
primera expedición a Marte sea multinacional.
Viejo Condor
La Voz de Rusia (SIC)
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