Muamar Gadafi
El líder libio Muamar Gadafi fue asesinado hace un año, el pasado 20 de octubre. Un año es un plazo suficiente para sacar conclusiones. Una de las principales ideas formuladas por los representantes del mundo árabe es la siguiente: al ver el vídeo de la muerte de Gadafi, muchos concluyeron que los árabes en general no estaban preparados para una revolución.
¿Sabéis que el pasado 20 de octubre no fue asesinado Muamar Gadafi sino su doble o que en Moscú vive su hija ilegítima a la que protegen secretamente tres generales de las Fuerza Aérea rusa? No quisiera citar los enlaces a los sitios Web donde se puede leer esta información tan fuera de lo común, aunque el hombre cubierto de sangre al que se puede ver en el vídeo grabado hace un año, de hecho, no se parece a Gadafi.
Pero se puede citar el informe publicado la semana pasada por la organización no gubernamental Human Rights Watch (HRW), que califica aquellos acontecimientos como crímenes de guerra que no han sido investigados.
"No estamos preparados para las revoluciones"
Sería interesante saber lo que piensan sobre Gadafi los propios ciudadanos de Libia y otros países árabes hoy por hoy. Las respuestas de mis interlocutores árabes ponen en evidencia tanto las peculiaridades nacionales como que el ser humano es el ser humano dondequiera se encuentre.
Según ellos, si Gadafi hubiera estado vivo, es posible que alguien le hubiese odiado. Pero el ex presidente egipcio Hosni Mubarak, que comparece ante el tribunal en una camilla de ruedas, empieza a inspirar cada vez más compasión a los ciudadanos de Egipto y otros países árabes. Resulta que para ganar simpatías no es necesario morir sino tan solo abandonar las riendas del poder.
En todo caso, un año es suficiente para sacar conclusiones. Otra percepción formulada por mis interlocutores es la siguiente: al ver el vídeo de la muerte de Gadafi muchos decidieron que el mundo árabe en general no está preparado para una revolución. Se considera que la verdadera revolución es algo maravilloso, capaz de aportar la felicidad y justicia para todos de modo pacífico.
Después del asesinado cruel de Gadafi, muchos árabes no pueden decidir a qué parte del conflicto sirio sería oportuno apoyar.
En general, la comunidad internacional no percibe hoy a Gadafi como antes. Por cierto, en la ciudad de Bani Walid, al sureste de Trípoli, región natal de Muamar Gadafi, el exlíder libio parece estar eternamente vivo. Sus retratos se llevan en las ceremonias nupciales, los jóvenes escuchan abiertamente sus discursos grabados, los profesores renuncian a cambiar el programa escolar y borrar nombre de Gadafi de los manuales.
El diario británico Financial Times informa que acaban de asesinar al joven que fue el primero en ver y capturar a Gadafi y que éste no recibió la recompensa prometida de 800.000 dólares. ¿Quién le ha asesinado? Entre los numerosos grupos armados que se actúan en Libia los hay que siguen siendo fieles a Muamar Gadafi y a su familia.
Pero en otras partes de Libia viven otros grupos. Allí no se llevan retratos de Gadafi, pero sigue en vigor una norma inquebrantable respecto a todas las revoluciones o cambios forzosos de regímenes.
Para empezar, los revolucionarios centran la cólera popular en un “dictador”, acusándole de malversación de fondos públicos. Y el pueblo les cree. Pero posteriormente la gente analiza la realidad postrevolucionaria y empieza a dudar que hayan derrocado a un verdadero tirano considerando que su régimen era normal.
Esto tuvo lugar con los líderes derrocados en los países de Asia del Sur, como el ex presidente indonesio Mohamed Suharto, el filipino Ferdinand Marcos, etc., y ahora se traspasó al Oriente Próximo.
En cuanto a la realidad postrevolucionaria, la situación actual en Libia es así: las manifestaciones de protesta se celebran con frecuencia, hace poco los policías en la capital libia protestaban en contra de las demoras en el pago de salario. Resulta que el país experimenta dificultades tanto con los recursos financieros como con la policía.
Unos 500 grupos armados se enfrentan en Libia. El asesinato del embajador de Estados Unidos Christopher Stevens y tres personas más durante el ataque contra el consulado estadounidense en Bengasi lanzado por uno de estos grupos el pasado 11 de septiembre, queda sin castigo.
Se considera que el mejor evento que tuvo lugar en el país durante el último año fueron las elecciones celebradas en julio en las que no llegaron al poder los extremistas islámicos sino los “liberales”.
Por otro lado, el país afronta problemas en el ámbito de gobierno. En cinco semanas se ha nombrado a cinco personas para el cargo de primer ministro.
Aunque Libia no carece de dinero, pues gana un mil millones de dólares cada diez días en la venta de petróleo, no se realiza ningún proyecto, incluidos los de reconstrucción.
Se debe esperar unos diez años. Según mis observaciones, ese sería el plazo medio de la “normalización”, el regreso de un país hacia un punto inicial en materia de economía, confianza de inversores, etc. Esto pasará en el caso de que Libia no se convierta en un país gobernado por los grupos criminales, como Somalia. Y ¿qué se pensará sobre Muamar Gadafi dentro de diez años si todo está bien?
Troll a escala global
Usando el lenguaje de las redes sociales, se puede decir que el coronel Gadafi era un troll conocido en todo el mundo, como el Dr. House, y que tenía buen sentido de humor.
Gadafi se dirigía al presidente estadounidense Barack Obama como “hijo mío”, pronunciaba un discurso desde la tribuna de la ONU durante una hora y media y apuntó enojado: “Todos ustedes están durmiendo”. Solía impresionar al público con sus guardaespaldas de sexo femenino, la llamada 'Guardia Amazónica', en camuflaje multicolor.
En cuanto a sus uniformes y sus famosas tiendas beduinas, diseñadas por el estilista libio Rabia Ben Barka, se puede hacer constar que Muamar Gadafi era el líder con más estilo en el mundo. Es decir, se le echa de menos.
Pero Gadafi fue proclamado líder de Libia ya en 1969, sin ocupar ningún cargo oficial desde 1980. Por eso fue una figura ideal para crear una imagen de 'dictador' en la mente de los extranjeros poco educados. Pero ¿es posible calificar a Gadafi como un tirano cruel?
Para responder a esta cuestión, es posible citar al especialista del Centro de Estudios Árabes de la Academia de Ciencias de Rusia, Alexei Podtserob, que ocupó el cargo de primer secretario de la embajada de la URSS en Trípoli entre 1976 y 1980, así como los comentarios de otros expertos competentes publicados en el sitio web de la revista Mezhdunarodnaya zhizn (Vida Internacional).
Se dice que la mancha más oscura en la biografía de Gadafi es la explosión en 1988 sobre la ciudad escocesa de Lockerbie del Boeing-747 de las líneas aéreas Pan Am que se llevó la vida de 270 personas, y el accidente de un avión francés en el cielo sobre Níger en 1989. En ambos casos participaron los servicios secretos libios.
Pero al menos los servicios secretos de Francia consideraron que Muamar Gadafi no estaba implicado en estos casos, aunque el líder es responsable de todo.
Además, el autor destaca que el régimen libio era uno de los menos represivos en el Oriente Próximo. Y el propio líder del país tenía ideas muy liberales respecto al Islam y otras religiones, por eso los islamistas radicales y muchos regímenes del Golfo Pérsico sentían enemistad hacia él.
Se puede preguntar también si es verdad que en la época del gobierno de Muamar Gadafi Libia quedó libre de analfabetismo, los ciudadanos recibían subsidios para comprar vivienda, coches y por el nacimiento de niños. Resulta que es verdad, que de ese modo se malversaba los fondos.
En cuanto a la tiranía cruel, hay una historia sobre el inicio de las manifestaciones antigubernamentales en Trípoli en febrero de 2011. ¿Había en realidad casos de represalias crueles contra los manifestantes civiles, incluidos los bombardeos, por las que la Corte Penal Internacional emitió una orden de arresto contra Gadafi?
Posteriormente, se decidió investigar este episodio, así como la muerte del líder libio. Pero esto no se ha hecho todavía.
Viejo Condor
RIA Novosti (SIC)
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI
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