Parece que la reforma del sistema monetario mundial, de la que tanto hablan los funcionarios de alto rango en muchas partes del mundo, se aplaza.
La cumbre de los titulares de finanzas y presidentes de bancos emisores del Grupo de los Veinte celebrada los pasados 17 y 18 de febrero de nuevo demostró que en la economía mundial persiste la inercia.
Los dirigentes del G-20 se reunieron en París para discutir la reforma del sistema monetario mundial pero sólo consiguieron acordar sobre la necesidad de crear un sistema de indicadores que permitan detectar los puntos débiles y desequilibrios de la economía mundial.
Criatura de la crisis
Nacido de la crisis y destinado a combatirla, el Grupo de los Veinte nunca ha conseguido la fama de ser un mecanismo regulador eficaz de los procesos económicos.
Cuántas veces los participantes del G-20 acordaron acciones anticrisis conjuntas, pero al final la política económica de cada país se definía con el principio “antes son mis dientes que mis parientes”. Será por eso que nadie ya espera que el grupo adopte decisiones trascendentales.
Los dirigentes de la G-20 intentaron averiguar una vez más quienes son los culpables de los riesgos económicos existentes que, por cierto, no son pocos. La situación económica sigue siendo inestable y la volatilidad de los mercados sigue aumentando. Sin embargo sólo se pudo averiguar que las opiniones al respecto de los países desarrollados y países en vías del desarrollo divergen seriamente.
Tampoco se dieron pasos relevantes hacia un nuevo sistema financiero mundial. Estados Unidos (y otros países desarrollados) por lo visto no piensan renunciar a la estimulación monetaria de sus economías. Recordemos que el Sistema de Reserva Federal de EE.UU. está realizando ahora un programa de inyección en la economía de 600 mil millones de dólares mediante la compra de bonos de gobierno.
Las inyecciones de liquidez en las economías como medida anticrisis fue criticada más de una vez. Primero, porque la gran parte del dinero destinado a reactivar el sistema financiero fue utilizada para especulaciones en los mercados de fondos. Segundo, porque la afluencia del capital especulativo amenaza las economías de países emergentes.
Finalmente, semejantes medidas más bien sirven para conservar el sistema financiero existente que para contribuir a la consolidación de uno nuevo.
Si no podemos cambiar nada, al menos calculemos
Quizás, el avance más relevante alcanzado por los participantes del foro parisino consistió en acordar, aunque previamente, la creación de un sistema de indicadores que ayuden a determinar el grado de desequilibrio en la economía mundial y en particular, a detectar el riesgo de formación de las famosas burbujas.
Se supone que este sistema será el primer paso hacia el desarrollo económico estable y contribuirá a evitar tales disgustos como la guerra de divisas que convulsionó a la economía el otoño pasado. En la lista de los indicadores figuran el déficit presupuestario, la deuda pública, el ahorro privado, el balance de cuenta corriente y el balance comercial.
Se propuso incluir en la lista dos indicadores más – la cotización real de la moneda nacional y las reservas monetarias del país. Pero a eso se opusieron rotundamente Brasil y China que ocupa el primer lugar en reservas de oro y divisas con 2,7 billones de dólares.
China es muy sensible cuando se trata de la cotización de su moneda y no le hace mucha gracia cuando sus socios comerciales (Estados Unidos, sobre todo) intentan corregir su política monetaria.
No es de sorprenderse, la debilidad del yuan garantiza a las exportaciones chinas una competitividad adicional en el mercado mundial. El principal socio comercial de China, Estados Unidos, lleva insistiendo, a su vez, en el fortalecimiento de la moneda china. Al final quedaron en que los últimos dos indicadores no se expresarán en cifras concretas.
Queda todavía mucho camino por recorrer para que el sistema del control económico arranque. Por ejemplo, determinar los valores umbral de los indicadores y acordar el programa de acción en caso de que superen las cifras establecidas en el umbral.
De momento, no se sabe cuando se pondrá en marcha este proceso. Sólo se decidido que los debates continuarán en la primavera de este año.
Viejo Condor
RIA Novosti (SIC)
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