Ayer, el gobierno brasileño anunció el despliegue de unos 800 militares de las Fuerzas Armadas para afrontar la ola de violencia que desde hace seis días mantiene anonadada a la ciudad. Se estima que hasta el momento los choques sangrientos entre la policía y los grupos delictivos han dejado al menos 35 muertos.
Pese a la violencia, la población de las favelas en su mayoría apoya el plan del Gobierno de “pacificación de los barrios marginales”, que busca erradicar la delincuencia y el narcotráfico e instaurar la ley y el orden en la ciudad anfitriona del Mundial 2014 y los Juegos Olímpicos 2016.
En un intento de frenar la operación gubernamental, las bandas de narcos se han movilizado y han salido a las calles, bloqueando autopistas, quemando coches y robando a los transeúntes. Sin embargo, las autoridades de la ciudad calificaron estos ataques como “embestidas de desesperación”, pues a los delincuentes no les queda otra opción, y sienten cómo van perdiendo el control sobre las favelas.
Mientras tanto, las instituciones estatales y comerciales, así como algunas escuelas y universidades, permanecen cerradas. A los ciudadanos se les recomienda quedarse en sus casas, para evitar posibles asaltos.
Viejo Condor
RT.net (SIC)
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