EEUU continúa organizando en Europa un sistema de defensa antimisiles. Washington se dispone a firmar un tratado con un Estado de Europa meridional sobre la instalación de un radar en los marcos del sistema de defensa antimisiles. La nueva estación podría comenzar a trabajar en 2011 en Turquía o en Bulgaria. En EEUU aseveran que su función principal será la defensa frente a una amenaza potencial de parte de Irán.
La declaración del Pentágono y de la casa Blanca sobre el despliegue próximo de un radar en un país del Mar Negro puede complicar sustancialmente la situación. Se trata de una serie de problemas, en primer lugar, de relaciones bilaterales. Con su medida, sin duda que Washington podría estropear las relaciones con Moscú. No está olvidada aún la historia de las críticas de Rusia ante la decisión de la Casa Blanca de emplazar elementos de su sistema de defensa antimisiles en Polonia y en la R. Checa. Barack Obama, una vez en el poder tuvo que cambiar seriamente la concepción de su sistema de defensa antimisiles a fin de relanzar las relaciones con el Kremlin. Y aunque por el momento no existen premisas para una nueva disputa, a Rusia inquietan obviamente los preparativos norteamericanos junto a sus fronteras.
Es evidente que Irán, objetivo principal de la vigilancia, como aseguran en Washington, se va a indignar considerablemente. Sobre todo si se tiene en cuenta que en materia de defensa antimisiles, EEUU coopera activamente con Israel. En 2008, Washington emplazó ya en Israel una estación de radares, y ahora estudia la posibilidad de instalar otra. Existe el peligro de que Teherán pueda, con ese pretexto, volver a frenar el proceso de negociaciones sobre su programa nuclear. Y en esto tiene su importancia la elección del lugar de despliegue del radar estadounidense. En cuanto a Turquía, la situación se complica por dos problemas. En primer lugar, Turquía es un mediador de los principales entre Occidente y Teherán. Es de recordar que representantes de Turquía y de Brasil convencieron a Irán que enriqueciera en terceros países la mayor parte del combustible nuclear para sus reactores. El acuerdo de Turquía de despliegue en su territorio de elementos del sistema de defensa antimisiles norteamericano podría enemistar a Ankara y Teherán. Pero Irán empeñará todos los esfuerzos para que ello no ocurra, considera Vladimir Evseiev, del Centro de Seguridad Internacional del Instituto de Economía Mundial y de Relaciones internacionales.
-Y todo indica que Irán logrará convencer a Turquía de que no emplace el radar, señala Evseiev. Confirmación de ello es el hecho que entre Irán y Turquía existen relaciones estrechas en el combate a la oposición curda. Ellos realizan acciones armadas conjuntas, agrega.
Además, Ankara tiene otras consideraciones, asegura Alexei Mujan, director del centro de Información Política:
-En los últimos tiempos, Turquía se comporta en los marcos de la OTAN de manera bastante voluntariosa, y difícilmente permita que haga esto EEUU, señala el experto. Turquía se basa en una concepción propia de desarrollo en el Mediterráneo. Bulgaria es una variante mucho mas ventajosa y probable, porque se encuentra bajo la influencia descomunal de EEUU, subraya Alexei Mujan.
Pero, aquí también surge una serie de problemas. Muchos búlgaros, así como checos y polacos, en cuyo territorio estaba planeado el despliegue de elementos del sistema de defensa antimisiles de EEUU se oponen a tal medida. Así la cosas, la presente decisión del Pentágono de la instalación de un radar en el sur de Europa podría tener grandes consecuencias negativa
Viejo Condor
La Voz de Rusia (SIC)
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