viernes, 16 de abril de 2010

La mayoría de los rusos opina que el tándem Medvédev-Putin seguirá gobernando tras las presidenciales de 2012




Moscú, 16 de abril, RIA Novosti. La mayoría de los rusos opina que el tándem formado por Dmitri Medvédev y Vladímir Putin seguirá gobernando al país tras las próximas elecciones presidenciales de 2012, escribe hoy el diario Kommersant citando los resultados de un sondeo.

El rotativo destaca que prácticamente todos los encuestados por el Centro Levada coincidieron en que Medvédev y Putin permanecerán en la cima del poder tras terminar su mandato actual y volverán a repartir entre ellos los dos máximos cargos de Estado.

En cuanto a ese reparto, el 36% de los rusos cree que Medvédev seguirá como presidente, mientras que otro 39% está convencido de que Putin regresará al Kremlin.

Si el jefe de Estado actual renuncia al segundo mandato, encabezará obligatoriamente el Gobierno, considera el 24% de los encuestados. Si, en cambio, es Putin quien no se presenta a las presidenciales, seguirá al frente del Ejecutivo, opina el 34%.

El 38% de los entrevistados prefieren ver a Putin como próximo presidente de Rusia, mientras que otro 30% apuesta por Medvédev.

Al mismo tiempo, un cuarto de los rusos no pudieron precisar qué es lo que harán el presidente y el primer ministro actuales tras las presidenciales de 2012. Según Lev Gudkov, director del Centro Levada, eso demuestra que es una cuestión que no preocupa demasiado al electorado ruso que delegó la elección de sus gobernantes en las élites.

La gente no cree que haya competencia entre el presidente y el primer ministro, y muchas veces ni siquiera entiende las diferencias entre ambos cargos, lo cual, a juicio del sociólogo, les da el derecho a las autoridades a ignorar la opinión pública de cara a las presidenciales.

Este distanciamiento entre la sociedad y los gobernantes es un fenómeno peligroso, advierte Serguei Ivanenko, uno de los líderes del opositor partido Yábloko, ya que amenaza con empeorar el estancamiento económico y la decadencia de las instituciones políticas rusas más allá del 2012.


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